El olvido es la moda de los tiempos actuales. “Cuando muera, nadie me recordará”, dijo recientemente el brillante periodista y novelista español Arturo Pérez-Reverte, visiblemente resignado, en una entrevista al diario madrileño El País. Se trata de uno de los síntomas elocuentes de lo que el teórico polaco Zygmunt Bauman llama “la sociedad líquida”, en la que “la vertiginosa rapidez de los cambios ha debilitado los vínculos humanos”.
Como una manera de elevar el debate político, ya en el umbral de una campaña electoral con miras a los comicios de mayo del 2024, sería oportuno que los círculos artísticos e intelectuales de las organizaciones en competencia realicen publicaciones de obras que le permitan a los votantes diferenciar los cimientos programáticos de los competidores, de manera que no nos quedemos en el inmediatismo que tanto daño les causa a los ciudadanos de esta era posmoderna.
Entre los movimientos integrados por periodistas, artistas, compositores y escritores que respaldan la repostulación del presidente Luis Abinader ha comenzado a circular de manera inédita un ensayo titulado “Motivos de no mirar para atrás”, con argumentos sobre las verdaderas motivaciones que provocaron la derrota del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) por parte del naciente Partido Revolucionario Moderno (PRM), el 15 de mayo del 2020.
En el referido ensayo se plantea que más que motivos económicos, tan determinantes en las acciones de los pueblos, el verdadero entusiasmo de votar por el primer presidente que ha tenido la República Dominicana, nacido después de la dictadura trujillista, fue que la población demandaba un cambio en la manera de ejercer el poder. Manifestaciones previas a la derrota del PLD como las “marchas verdes”, las concentraciones juveniles en la Plaza de la Bandera y los “cacerolazos”, por solo mencionar las más resonantes, no estaban inspiradas desde el estómago, sino desde la más profunda conciencia dominicanista y ciudadana. Esa situación, antes que desvanecerse, ha crecido en los últimos tres años.
La publicación de textos en contra del olvido, es ahora, más que “justo y necesario”.