Todos los pueblos mantienen tradiciones que definen su identidad, cuyas raíces se profundizan en creencias, mitos y en el devenir histórico. Escritores dominicanos que llegaron a alcanzar reconocimiento internacional, como Fabio Fiallo y Juan Bosch, produjeron textos que merecen ser recordados en estos días que nuestra gente comienza a disfrutar del ambiente que el mismo presidente Luis Abinader ha bautizado como “La Brisita”, con anuncios de que aumentará significativamente este año.
En su Cuento de Navidad, Bosch reescribe el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, como un acto de extrema preocupación por el destino de la Humanidad, inmersa en guerras que conducen al mundo a la autodestrucción. Las amenazas que se ciernen sobre la vida en el planeta tierra le dan actualidad al relato del escritor y político, pese a que su imaginación no llegaba a pronosticar la capacidad destructiva de las armas que se utilizan en los conflictos de Gaza y Ucrania.
Bosch describe a un Creador molesto con las tonterías humanas, de ahí que escogiera a la humilde María, de Nazaret, para que trajera en Belén de Judá a su hijo unigénito, para que “predicara en ese mundo de locos la ley del amor, la del perdón, la de la paz”.
En tanto que Fiallo, el Genial Cantor del Amor, describe en un poema su tristeza al tener que pasar una Nochebuena en su exilio de Puerto Rico, debido a que como su compatriota cuentista fue extrañado de su tierra por razones políticas. “El que lejos de su casa/ ve pasar la Nochebuena, / ese sabe lo que es frío, / y sabe lo que es tristeza. / Estrellita que en el cielo/ me pareces una lágrima, / cuéntame si estás mirando/ lo que cenan en mi casa. / Dando tumbos dos borrachos/ pasaron frente a mi puerta/ y esta vez sentí en el alma/ ¡Envidia a la dicha ajena! Faltan a unos el vino,/ a los otros falta el pan,/ infeliz de mí que solo/ me falta con quien cenar”.
Estas lecturas revelan el espíritu navideño a la manera dominicana.