Más que una novela, el texto Al pie de la Escalera del Otro, de Alex Ferreras, se lee como la catarsis de un intelectual intoxicado por los antivalores y discursos justificantes de la descomposición moral. La protagonista Lola Perdomo, originaria de Barbacoas, poblado de Neyba, provincia Bahoruco, junto a su hija Jennifer, concebida por “estupro” dentro del matrimonio, forman el dúo de vampiresas que hacen estragos con una lista de peleles y “viejos verdes” entre República Dominicana y España, hasta culminar con el asesinato de los hombres a quienes la madre consideró culpables de sus largas cadenas de desventuras.
Los detalles que ofrece Ferreras desde la primera página privan al lector del fascinante suspenso propio de las novelas, hasta el punto de que no hubo el clásico romance entre Lola y su profesor Rafael Florián, previo al enlace conyugal, sabiéndose que tuvieron tres hijos, convirtiéndose la benjamina en el tormento de la pareja, ya que físicamente en nada se parecía al esposo sino a quien “violara” a la madre en “en el Cachón al Medio”, una especie de manantial cercano a la modesta vivienda.
El viaje de Lola a España, en lo que hubo que hipotecar casa y parcela, fue el mecanismo para escapar al constante cuchicheo de los barbacoeros, quienes se volvían cada vez más suspicaces con sus “desiderios”. La madre logra luego llevarse a Jennifer, donde ambas se unen a viejos españoles de quienes esperaban de manera fallida heredar fortunas que solo estaban en sus mentes febriles. En su ausencia, Felo, como le decían en Barbacoas, se redime económicamente con un Loto millonario. En tanto que las mujeres, frustradas en sus metas, retornan al país, registrándose la doble “venganza” contra el ex marido y el violador.
Todo el pueblo condena el “masculinicidio”, solo reivindicado por un grupo de feministas que llegaron desde la Capital en defensa de la “heroína barbacoera”. Los nombres del periodista Tomás Aquino Méndez y la locutora Yanela Hernández, entre otros, dan al relato un toque realista y creíble.