La temporada es propicia para leer “Cuatro madres inolvidables: Relatos novelados”, autoría de la doctora Ana Silvia Reynoso viuda Abud, libro en el que valora diversos aspectos de la maternidad, representados por damas que le sirvieron de modelo y soporte existencial desde la concepción hasta la adultez. La misma escritora lo describe como “un libro de semblanzas a cuatro mujeres que desempeñaron un papel primordial en mi vida y que en cierta forma me guiaron hasta ser lo que soy”. El emotivo reconocimiento llega a “Juana Santos, abuela. Laura Santos, madre biológica. Ana Santos, madre que me acogió y crió. Hélene Baraldi, viuda Columna, quien completó la obra de las tres anteriores”.
Otras madres que Ana Silvia refiere son Victoria Eugenia Lebrón de Álvarez, Zoraida Heredia viuda Suncar y Renée Klang de Guzmán, de las que comenta: “aportaron mucho en etapas vitales de mi desarrollo”, pero las cuatro primeras “solo me tienen a mí para que las rescate del olvido”.
Con una sinceridad poco frecuente en la literatura dominicana, la autora revela acontecimientos que otros callarían en torno a la manera inesperada que inició su existencia, acelerada por la acción de un sacerdote que irrespetó la confianza familiar, situación aliviada por la abnegada decisión de Pedro Antonio Reynoso, “un pretendiente que había sido rechazado en su momento, pero que tuvo la benevolencia y hombría de casarse” con la madre embarazada, convirtiéndose en su padre, “aunque sabía que no podía contar en ese momento con su amor”.
Alberto Bass, conocido artista plástico perteneciente a la misma familia, resalta en la presentación que “cuando realizamos un recorrido por el texto de Ana Silvia, no solo palparemos el universo de cuatro mujeres, sino la representación máxima de la dominicanidad, representada en el concepto de Patria”. Observa en los relatos “la existencia de un hilo conductor que mantiene al lector alerta sobre la narrativa sencilla, directa y emotiva, capaz de propiciar sensaciones de alegría, tristeza y dulzura”. Esta obra, publicada en pandemia, conserva su candor y frescura.