Una voz juvenil y optimista sorprende en el ambiente dominicano, invadido por poetas “progresistas” que gimen su escepticismo en una era que el filósofo Gilles Lipovetsky define como “de la decepción”. Se trata de Erol Díaz, poeta, cantautor y psicólogo, nacido en Santiago de los Caballeros, donde se entrega a labores que armonizan el arte con la terapia. Recomendamos la lectura de su libro Escritos de Pan & Palabra.
La sencillez en los poemas y canciones de Díaz no significan ausencia de cultura literaria, sino un dominio de la estética construida con la cotidianidad. Una muestra de esa expresión es el texto “Para tener la dignidad cubierta”, dedicado al colega y amigo Domingo Bautista.
“Para tener la dignidad cubierta/ habrá que despertar con alegría/ para ganar el pan de cada día, / con la bondad, que sí nos alimenta. / Para tener la dignidad cubierta/ hay que saber actuar con la razón/ hay que poner en todo el corazón, / y comprender que con sudor se acierta./ Para tener la dignidad cubierta/ hay que saber volver a levantarse/ hay que vencer el ego y aferrarse/ a la verdad que siempre nos liberta./ Para tener la dignidad cubierta/ hay que vencer el odio y la amargura/ hay que portar el bien, como armadura/ para ignorar lo que me desconcierta./ Para tener la dignidad cubierta/ hay que avanzar hacia lo trascendente/ hay que calzar el sueño y ser prudente,/ para entender el fondo de una oferta”.
Como cultivaron los clásicos de la poesía española, el joven cantautor termina con una despedida: “Como quien quiere darnos una “alerta”/ terminaré por fin mi alocución/ y justamente con la conclusión/ ¡me marcho con la paz de mi conciencia!/ Para tener la dignidad cubierta”.
En una era de pronósticos apocalípticos, con tantas filosofías que han matado en muchos el encanto de vivir, resulta refrescante encontrarse con un joven poeta como Díaz. Así lo hacen constar figuras públicas como Jatnna Tavárez, Ramón Alburquerque y Marivell Contreras. Es tiempo de promover la esperanza.