Si se eligiera un exponente de la poesía puertorriqueña para representar el género en las últimas décadas, de seguro que la elección caería sobre Iván Segarra, fallecido silenciosamente en la llamada Isla del Encanto, el pasado 19 de octubre. El autor de Los hijos del desastre murió ante la indiferencia del mundo, en momentos que su compatriota Bad Bunny (El Conejo Malo), príncipe de la posmodernidad en la llamada música urbana, era glorificado en multitudinarias presentaciones en República Dominicana.
Tuve el honor de presentar al poeta Segarra en su visita al país en el 2017, cuando publicó su libro inspirado en el desastre provocado por los huracanes Irma y María en la patria de Hostos. Decíamos entonces que el amigo boricua reivindicaba el compromiso social de la poesía latinoamericana, abandonado desde que el continente fue cautivado por el neoliberalismo capitalista, consecuencia del fin de la Guerra Fría, apabullando todo aliento solidario en el arte y la literatura.
Escribimos en esta columna que el apagón general puertorriqueño trajo un despertar poético sintetizado en la elegía Los hijos del desastre, del poeta Segarra. “El país y la isla completa se hicieron trizas, /un miércoles, 21 de septiembre del 2016”, dice consternado.
En su retorno a República Dominicana, en 2018, Segarra vino acompañado del poeta Miguel Ángel Beltrán Álvarez, nacido en Humacao en 1944, autor de los poemarios Mujer estandarte de la patria y Julia 40, en los que canta las glorias de mujeres puertorriqueñas y reconstruye vivencias de la atormentada poetisa Julia de Burgos.
Jaime Marcano Montañez, prologuista de uno de los libros del amigo poeta, fallecido a los 55 años, asegura que quien fuera profesor de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico practicaba un misticismo viviente, cercano al de Santa Teresa y Juan de la Cruz. Vimos muy original su verso: “Basta la luz para cambiar a un hombre”, con el que sería recordado.
Los aplausos al reguetonero Bunny silenciaron la partida del poeta Segarra. Que lo escriban José Mármol e Isael Pérez.