Entre las instituciones oficiales del sector agropecuario se destaca una cuya historia está estrechamente vinculada con el devenir democrático de la República Dominicana. Se trata del Instituto Agrario Dominicano (IAD), creado el 27 de abril de 1962, menos de once meses después de la decapitación de la dictadura trujillista, como un instrumento para concretizar una reforma agraria que contribuyera a disminuir la desigualdad entre los terratenientes latifundistas y el humilde campesino que malvivía hambriento y harapiento a las orillas de las grandes plantaciones.
La sociedad dominicana está a la espera de que se escriba la verdadera Historia del IAD, que nacido en una época revolucionaria del país y el continente latinoamericano, se encuentra en el proceso de salto cualitativo como organismo para la reforma agraria en entidad promotora, junto al Ministerio de Agricultura, del desarrollo rural.
En recientes actividades en pleno Palacio Nacional y en apartadas zonas del país, el presidente Luis Abinader y el actual director general del IAD, Francisco Guillermo García, han sido sistemáticos en el discurso de que ese organismo jugará un papel fundamental en lo que la investigadora Clara Solís-Araya, asesora del IICA, llama “la nueva ruralidad”.
Tanto en su conferencia pronunciada en el Segundo Congreso de la Confederación Nacional de Productores Agropecuarios (Confenagro), como en otras intervenciones, García ha insistido en que la nueva etapa en la que el agricultor se convierte en empresario rural forma parte de la Estrategia Nacional de Desarrollo 2020-2030, propuesta por la administración Abinader.
Para adecuarse a los nuevos tiempos, el IAD ha suscrito convenios con instituciones afines como el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi), el Instituto de Estabilización de Precios (Inespre), el Departamento Aeroportuario y la Comisión Presidencial de Desarrollo Provincial, por solo mencionar algunas.
El director García creó una comisión para la celebración del sesenta aniversario del IAD, que tendrá como función principal la elaboración de un programa de acciones a ejecutar, entre las que se resaltan la organización de la Semana Aniversaria. Un renacer rural mejoraría la vida en la ciudad.