Hace justamente tres años escribíamos un comentario sobre la novela El pacto de los generales: La Revolución de Moya, del recién fallecido escritor Manuel Salvador Gautier, cuando los medios daban a conocer la noticia de su elección como Premio Nacional de Literatura, lo que desplazó a un segundo plano la reseña concebida para esa entrega.
Para quienes conocimos la trayectoria creativa de Doy Gautier, el máximo reconocimiento a las letras nacionales tuvo una significación muy particular, debido a que el autor representaba un modelo poco frecuente en la literatura dominicana, y tal vez universal, si se toma en cuenta que el galardonado publicó su primera novela, la tetralogía Tiempos para héroes, en 1993, a la edad de 63 años, tras su retiro de la arquitectura y las aulas universitarias en las que por décadas impartiera docencia.
Estaba fresca en nuestra memoria la tarde en que Gautier llegó a la redacción del entonces vibrante vespertino Ultima Hora con los primeros ejemplares de su obra, dando inicio a la promoción del trabajo literario que culminó con su consagración como laureado escritor. El propio autor pudo percibir el asombro y hasta la incredulidad en los rostros de quienes veían su irrupción en la literatura, a su edad, como una hazaña irrepetible.
Lo cierto es que el novelista, con toda una vida entre la arquitectura y la cátedra, llegó a “ser el que era”, como recomendaba el filósofo griego de Antigüedad. Desde el 1993 hasta el 2018, sus títulos abarcaban quince novelas, un libro de cuentos y cuatro de ensayos.
A parte de la innegable calidad del Gautier escritor, su dedicación a una etapa considerada tardía a producir textos insoslayables en la novelística dominicana, su muerte a los 90 en este pandémico febrero, podría servir de ejemplo a quienes viven buscando excusas con el pretexto generacional. Tuve el honor de pertenecer al comité pro celebración de sus 80 años, edad en la que exhibía lucidez y vitalidad impresionantes. De seguro sus obras le mantendrán vivo entre nosotros.