Un mundo que cambió de golpe como efecto del fin de la Guerra Fría, que lo mantuvo dividido en dos bloques diametralmente opuestos durante décadas, merece referencias de cómo la literatura, y las artes en general, estuvieron subordinadas al interés político, hasta generar acontecimientos bárbaros como el asesinato del extraordinario poeta salvadoreño Roque Dalton, víctima de sus propios compañeros izquierdistas en 1975.
El poeta dominicano José Mármol se destaca entre los escritores que en los años 80 del siglo pasado enfrentaron las concepciones panfletarias de la poesía “al servicio de la revolución”, propias del realismo socialista promovido con tan empobrecidos logros en la desaparecida Unión Soviética. Los días de asueto de la pasada Semana Santa, marcados por las restricciones impuestas por la pandemia del COVID-19, coincidieron con la divulgación de reportajes sobre el salvadoreño Dalton y las nuevas ediciones del dominicano Mármol, como si existiera un paralelismo en sus trayectorias literarias, hoy recogidas por la editorial Visor, de España.
Decir y hacer: entrevistas sobre Literatura y Pensamiento; Paradoja identitaria y escritura poética; Celebración de la imagen, Yo, la isla dividida, y El Concepto de poder en Nietzsche, son cinco obras de Mármol editadas y reimpresas durante estos meses del 2021, que nos permiten establecer la rebelión que significó enfrentar la corriente que se hizo llamar “arte de contenido social”, por lo que aunque no terminó ejecutado como el salvadoreño Dalton, fue acusado en la UASD de “irracionalista, nihilista o importador de ideas extranjeras o revisionistas por parte de la inopia infraizquierdista o seudomarxista que se atrincheraba en cenáculos, aulas, departamentos y pasillos de la universidad estatal”.
De no haber sucumbido ante el sectarismo predominante en la izquierda latinoamericana de los años 70, quizás el salvadoreño Dalton y el dominicano Mármol habrían luchado en pareja con sus concepciones poéticas y filosóficas. Pero como dice el autor para explicar su doble condición de poeta y ejecutivo bancario, en una época diferente, ha logrado “darle a César lo de César y a Dios lo que es de Dios”.