Un Teatro Don Bosco pletórico de ciudadanos amantes de la cultura, las sanas costumbres y el arte verdadero, sirvió de escenario el pasado domingo 9 de octubre, para la exaltación al Templo de la Fama de la Provincia Espaillat, de siete mocanos inmortales, en renglones humanísticos que van desde heroísmo, religión, medicina, música, educación, servicio comunitario y producción agropecuaria.
El escritor José Mármol, en su condición de presidente de honor, anunció los nombres de las personalidades reconocidas, Vicente de la Maza, Freddy Bretón, Ramón de Lara, Luis Ovalles, Ulpiano Córdova, Juan Morris y Danilo Rodríguez. Le acompañaron en la mesa principal los intelectuales Eduardo García Michel, José Rafael Vargas y Rosa Balcácer, con la maestría de ceremonia del veterano artista del micrófono Rodolfo Espinal.
Estuvimos presentes en el estimulante y exquisito encuentro gracias a la invitación del gran amigo Domingo Bautista, prestigioso comunicador mocano, quien tal vez no se imaginó que la actividad nos serviría, más que de terapia, como me adelantó en su motivación para que le acompañara en el viaje desde Santo Domingo, de reencuentro con la más elevada expresión de las grandezas dominicanas, preservadas en lo que alguien describió en el evento como “la mocanidad”.
En una sociedad bautizada por el nobel peruano Mario Vargas Llosa “del espectáculo”, que apuesta a la extinción de valores como los reconocidos en Moca, uno llega a la feliz conclusión de que no todo está perdido. Y es que, si en cada provincia dominicana se conserva una élite meritoria como en Espaillat, ésta puede convertirse en semilla para la regeneración social, sin la cual la humanidad perecerá por la vía de la autodestrucción.
De regreso a la capital, me encontré en el hermano periódico Diario Libre, con un artículo de García Michel, donde planteaba que en medio “de un inmediatismo que lo arropa todo, es reconfortante que en nuestras comunidades existan organizaciones que trabajen en rescatar y en destacar nuestros grandes valores, para que con su buen ejemplo guíen el devenir de nuestra nación”. ¡Todavía hay Patria!