La noticia del premio obtenido por el escritor dominicano Aquiles Julián en el XX Concurso de Relato “Ausencias”, que organiza en Álava, España, la Asociación de Residentes Afroamericanos (AFRO), debe significar un estímulo para los creadores de textos literarios en el país, acostumbrados a un medio donde por décadas se han enraizado prácticas como el grupismo, el amiguismo y hasta los que algunos han definido como “el tigueraje intelectual”.
Me llegó a la memoria algo que siempre conversaba con el talentoso poeta y narrador ido a destiempo, Enriquillo Sánchez, quien me contaba en sus viajes por Europa, especialmente Francia y España, sobre la ausencia de nombres dominicanos en las librerías que visitaba, en las que si figuraba la literatura dominicana era por Pedro Henríquez Ureña, antología de poetas de generaciones anteriores, y en menor medida, por los cuentos de Juan Bosch.
La información divulgada en medios locales y extranjeros destaca que el narrador y poeta “participó en el certamen con Último partido en el país de los blancos, un cuento que aborda la inmigración irregular, las pateras, las fantasías que encandilan a los adolescentes y que los lleva a arriesgar su vida, la violencia étnica y tribal en África y las tragedias en que naufragan las esperanzas de miles de emigrantes cada año”.
Julián ganó este año el Premio de Poesía Salomé Ureña de Henríquez 2023 del Ministerio de Cultura de la República Dominicana con el poemario Pájaro que hace cantar al árbol, y el primer premio de la Alianza Cibaeña, con la obra Reunión bajo las buganvillas. El valor que el escritor y publicista da al reconocimiento alcanzado en el País Vasco es que debe servir de estímulo a sus coterráneos para que rompan el círculo vicioso del localismo, hasta promover sus creaciones en ambientes más exigentes.
Los organizadores del concurso en España resaltan que la actividad, la convocatoria, estuvo basada en la frase de Joseph Joubert: “La memoria es el espejo donde vemos a los ausentes”. Mis congratulaciones al “Campeón”.