Unas semanas después de comprobarse la presencia del coronavirus en el país, de lo que hizo un año el pasado lunes, un personaje pintoresco con una cruz a cuesta anunciaba que había descubierto la cura de la enfermedad. Se trató de Mildomio Adames Flores (El Peregrino de Villa Altagracia). Estudiosos del folclor llegaron a compararlo con el mesías Olivorio Mateo (Papá Liborio), por ser protagonistas de hazañas propias de la religiosidad popular en las dos primeras décadas de los siglos XX y XXI.
Imágenes de Mildomio se hicieron virales en las redes sociales cien años después de que la leyenda del primero circulara en la geografía nacional, gracias a relatos de caminantes intercalados con cánticos de salves, plenas y merengues. Papá Liborio, sanjuanero, ha sido estudiado por los investigadores suecos Jan Landius y Mas Lundhl, seguidos por los dominicanos Danilo P. Clime, Lusitania Martínez y Anulfo Mateo Pérez, entre otros.
Adames Flores realizó su mayor concentración a finales de abril en el malecón de Puerto Plata, en momentos que las aglomeraciones estaban prohibidas, en medio de una cuarentena de rigidez superior a los toques de queda que vinieron después. La entonces oposición perremeista y el gobierno peledeista se intercambiaron las culpas por la acción de El Peregrino, que en vez de curar, lo que hizo fue empeorar los contagios y los fallecimientos.
Como ocurrió con Papá Liborio, eliminado por las tropas interventoras de los Estados Unidos en 1922, las definiciones populares de El Peregrino de Villa Altagracia fueron desde brujo y profeta hasta curandero. Al primero llegaron a considerarlo “el Dios de los pobres”. La ciencia no ve en estos personajes más que pacientes psiquiátricos, dignos de ser tratados profesionalmente. La sociedad en la que les tocó vivir, revela con ellos sus sociopatías y carencias materiales y espirituales.
Ha sido tan estresante la vida desde aquella tarde dominical que El Peregrino convenció a muchos de que tenía la cura del coronavirus, que pocos lo recuerdan en estos días de vacunaciones.