Fue don Julio Postigo, líder emblemático de la Iglesia Evangélica Dominicana, quien fundó la editorial Pensamiento Dominicano, dedicada a promover las obras fundamentales de la literatura nacional, en géneros como ensayo, novela, poesía, historia, cuento y cultura en general. Fue así como la juventud inquieta de la segunda mitad del siglo XX se familiarizó con los autores esenciales para el conocimiento cabal de lo hemos sido como pueblo desde su origen hasta nuestros días.
Las prédicas globalizantes que azotaron al mundo, con un impacto devastador en la pequeña patria de Duarte, pusieron de vacaciones al pensamiento dominicano a partir de los años 90, que siguieron al derrumbe del socialismo, que encabezaba la desaparecida Unión de República Socialistas Soviéticas (URSS). El modelo capitalista, encabezado por Estados Unidos, venció al primero, dando fin al mundo bipolar, surgido tras la Segunda Guerra Mundial en los años 40 del pasado siglo.
El “capitalismo salvaje”, como bautizó el papa Juan Pablo II al nuevo orden mundial, inició un proceso de desnacionalización del pensamiento, con un claro objetivo de que la eliminación de las fronteras pasara del plano económico al cultural. Fue así como los “ciudadanos” se convirtieron en “consumidores”, mientras los intelectuales, de izquierda y derecha, pasaron a ser predicadores de las recetas del mercado, diseñadas por las Organizaciones No Gubernamentales (ONG), financiadas por las triunfantes potencias capitalistas.
En lo que va de esta tercera década del siglo XXI, hemos observado un renacer del auténtico pensamiento dominicano, que ha comenzado a rebelarse contra los dogmas de la globalización en lo económico, que enfrenta las imposiciones foráneas en torno a lo que es el derecho a la soberanía, rechaza las llamadas políticas de género que socavan las bases de la familia dominicana y exhortan al dominicano a despertar ante las amenazas que se ciernen contra su cultura, costumbre y nacionalidad.
Muchos libros que se publican y las páginas editoriales de nuestros diarios reflejan un renacer del pensamiento dominicano, que debería culminar, después de mayo, en un movimiento cultural unificado para salvar a la nación.