E nrique Alberto Cabrera Vásquez es un veterano periodista petromacorisano que se ha propuesto impedir que el ruido, la indiferencia y la dejadez que imponen los nuevos tiempos borren definitivamente de la memoria colectiva al comunitario de ascendencia cocola Rafael Antonio Jarvis Joseph, quien como otros coterráneos de orígenes libaneses, españoles, alemanes, norteamericanos, cubanos y puertorriqueños, entre otros, hicieron en su momento de la Sultana del Este una tierra de progreso, espiritualidad, altruismo y convivencia, gracias al esfuerzo combinado de todo un arcoíris de etnias y culturas.
Aunque la obra “Jarvis levantado en la memoria” constituye una semblanza del ciudadano nacido en San Pedro de Macorís el 2 de septiembre de 1940, la misma está ambientada en la entonces vibrante provincia de los grandes ingenios azucareros, pionera de las zonas francas y el turismo, que por el número de estrellas de Grandes Ligas nacidas en su entorno llegó a bautizársele internacionalmente como “la Capital del Béisbol”. Destaca que Jarvis, fallecido en 1998, luchó junto al también finado José Hazim Azar para la mejoría de los humildes en la educación, como fue la fundación de la Universidad Central del Este (UCE), y en la vivienda, a través de la Asociación Higuamo de Ahorros y Préstamos, así como la Cooperativa de Ahorros, Vivienda y Consumo Porvenir, para solo mencionar algunas entidades sociales en las que participara.
“Su gran debilidad fue su humildad y sencillez. Nunca trató de sobrepasarse, desarrolló sus relaciones con los poderes políticos y fácticos con respeto y modestia. Nunca los utilizó para provecho personal, sirviéndose de esas atractivas relaciones para enriquecerse; no fue un traficante de influencia. Por eso algunos asumían un discurso peyorativo hacia su persona, lo veían como un “pendejo” que solo luchaba para otros y nunca para provecho propio”, dice un párrafo que describe su perfil. De su lado, Alma Vásquez escribe en la conclusión que quien vive como Jarvis en “conducta íntegra, intachable, incólume e incorruptible, se constituye en arquetipo; no muere. Vive más”.