Nadie niega la productividad literaria de la comunidad dominicana establecida en Nueva York, que está más atenta del acontecer nacional que muchos de los que jamás han puesto un pie fuera de esta media isla. Amín Rosario es uno de esos jóvenes escritores que optaron por emigrar, pese a que como profesional del Derecho tenía un camino recorrido en el país, con experiencias laborales en la Procuraduría General de la República, la Suprema Corte de Justicia y en empresas dedicadas a los seguros. El enamorado impertinente es su primera novela, en la que logra convertir a su personaje central, en antihéroe Robin, en el estereotipo de la “impertinencia”, uno de los defectos conductuales que suelen complicarle la vida a quienes padecen un tipo de enamoramiento enfermizo.
Lo primero que observaría el lector es que Robin, por su pobreza material y modales propios de la marginalidad, estaba condenado a caer como un “impertinente” en un entorno como el del encopetado Don Texas, quien lo humilla terriblemente, y su mimada hija Vilma, de quien se enamora de manera febril sin tomar en cuenta que ésta vive un duelo por la muerte del novio al que adoraba en un accidente automovilístico. La novela está ambientada en la región oriental del país, con descripciones de su paisaje, sus costas y montañas, deteniéndose en rincones bohemios, hoteles, cabañas y posadas donde se degusta la gastronomía marinera característica de la zona.
El perfil creado por Rosario del personaje, antes que provocar un sentimiento repulsivo, podría generar lástima porque al vivir una especie de “locura amorosa” luce inhabilitado para la pertinencia o la prudencia, como diría Baltasar Gracián. La esquizofrenia es evidente en Vilma, quien escucha voces y percibe alucinaciones. Debe valorarse la precisión y coherencia con que en la novela se mueven los individuos, unidos por el denominador común de sufrir pasiones contrariadas, incluida Nerey, la amiga de Vilma. Robin termina riéndose de sí mismo y de Texas, viejo despótico, solterón y mujeriego que cosecha un “karma” terrible.