La Guerra Rusia-Ucrania además de los miles de muertos y refugiados ha generado un impacto significativo en las relaciones internacionales. A pesar de su distancia geográfica el conflicto ha tenido repercusiones en el Gran Caribe no solo en el ámbito comercial, energético, alimentario y turístico sino también en el ámbito político.

El pasado 15 y 16 de junio se celebró en Bürgenstock, Suiza la “Conferencia de Alto Nivel sobre la Paz en Ucrania”, en la que participaron 92 países y 8 organizaciones internacionales. En el encuentro se manifestaron (tanto en la presencia como en la aprobación del documento final) las diferencias de las posiciones de los países latinoamericanos y caribeños con respecto al conflicto.

El evento estuvo precedido por una declaración del presidente de Rusia Vladimir Putin proponiendo como condición para el fin del conflicto la salida de las tropas de Ucrania de las cuatro regiones anexionadas por Moscú en 2022 (Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia), el reconocimiento de esas regiones y la península de Crimea como territorio ruso; y la renuncia a sus planes a ingresar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Dichas propuestas fueron rechazadas categóricamente por Volodimir Zelenski y sus aliados.

La cumbre finalizó con una declaración final que no fue firmada por todos los participantes. El comunicado conjunto sobre un marco de paz inicia señalando que “la actual guerra de la Federación Rusa contra Ucrania sigue causando sufrimiento humano y destrucción a gran escala, y creando riesgos y crisis con repercusiones globales para el mundo”. Reafirma “las resoluciones A/RES/ES-11/1 y A/RES/ES-11/6 adoptadas en la Asamblea General de las Naciones Unidas” e insiste en el “compromiso con la defensa del Derecho Internacional, incluida la Carta de las Naciones Unidas”.

Establecen tres aspectos en los que están de acuerdo los firmantes. El primero vinculado al tema nuclear afirman que “cualquier uso de la energía nuclear y de las instalaciones nucleares debe ser seguro, vigilado, protegido y ambientalmente racional. Las centrales e instalaciones nucleares de Ucrania, incluida la central nuclear de Zaporiyia, deben funcionar de forma segura bajo el pleno control soberano de Ucrania y de conformidad con los principios de la OIEA y bajo su supervisión. Cualquier amenaza o uso de armas nucleares en el contexto de la guerra en curso contra Ucrania es inadmisible”.

El segundo aspecto está relacionado con los efectos en el campo alimenticio manifestando que “la seguridad alimentaria mundial depende de la fabricación y el suministro ininterrumpidos de productos alimenticios…son fundamentales la navegación comercial libre, plena y segura, así como el acceso a los puertos marítimos de los mares Negro y de Azov. Los ataques a buques mercantes en los puertos y a lo largo de toda la ruta, así como contra puertos civiles e infraestructuras portuarias civiles, son inaceptables. La seguridad alimentaria no debe convertirse en un arma de ninguna manera y los productos agrícolas ucranianos deben entregarse de forma segura y libre a terceros países interesados”.

El tercero se refiere al tema de los prisioneros señalando que “todos los prisioneros de guerra deben ser liberados mediante un intercambio completo. Todos los niños ucranianos deportados y desplazados ilegalmente, así como todos los demás civiles ucranianos detenidos ilegalmente, deben ser devueltos a Ucrania”. Finaliza el comunicado reafirmando que “La Carta de las Naciones Unidas, incluidos los principios de respeto a la integridad territorial y la soberanía de todos los Estados, pueden servir y servirán como base para lograr una paz integral, justa y duradera en Ucrania”.

El evento y la declaración firmada constituyen un esfuerzo por impulsar el diálogo, y para Ucrania una oportunidad de ampliar el apoyo internacional a algunas de sus propuestas, especialmente de las regiones del Sur Global. En el caso de los países del Gran Caribe la presencia en la cumbre fue limitada y de los participantes con delegación de alto nivel la República Dominicana estuvo representada por el presidente Luis Abinader y Estados Unidos con su vicepresidenta Kamala D. Harris. El resto (México, Guatemala, Costa Rica, Surinam) enviaron delegaciones a nivel de ministros. Los demás países del Caribe incluyendo los aliados más cercanos de Rusia como Cuba, Venezuela y Nicaragua no participaron.

De igual manera las diferencias se manifestaron en torno al documento final. La posición de los países caribeños no fue homogénea. Estados Unidos, Guatemala, Costa Rica, República Dominicana y Surinam firmaron la declaración final al que se unió recientemente Antigua y Barbuda. Colombia que en principio iba a estar presente, decidió no participar luego de que se revisara el texto de la declaración propuesta y no se lograra un consenso general, ya que varios países asistentes no suscribieron el documento. México se unió a otros países del llamado Sur Global al no refrendar la declaración final, entre ellos Brasil, India, Sudáfrica y Arabia Saudita (forman parte junto a Rusia y China del BRICS). En total 13 países no se adhirieron a la declaración final, mientras que 79 países firmaron la declaración. Los principales apoyos, vinieron de los países europeos, mucho de los cuales participaron con delegaciones de alto nivel incluyendo al presidente francés, Emmanuel Macron; el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, el canciller alemán Olaf Scholz, la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

La ausencia de Rusia y de la República Popular China ha sido un tema de discusión en el mundo político. Este último es un actor clave si se desea aumentar la presión para que Rusia se siente en las mesas de negociaciones. China que el año pasado presentó su plan de Paz justificó su ausencia criticando que “no se han tenido en cuenta sus requisitos, que pasan por una conferencia de paz a la que acudan tanto Rusia-como Ucrania” y afirmando que esperaba “que la conferencia de paz no se convierta en una plataforma utilizada para crear un enfrentamiento entre bloques. No asistir a ella no significa no apoyar la paz”.

¿Logrará avances esta Conferencia de Alto Nivel sobre la Paz en Ucrania en la solución del conflicto? ¿Conseguirá Ucrania un apoyo más firme de los países del Sur Global? ¿Se unirán otros países del Gran Caribe a la declaración final de la Cumbre como lo hizo recientemente Antigua y Barbuda? Lo veremos en los próximos meses o años. l


Centro estudios caribeños. PUCMM. Connected Worlds: The Caribbean, Origin of Modern World. “This project has received funding from the European Union´s Horizon 2020 research and innovation programme under the Marie Sklodowska Curie grant agreement Nº 823846. Dirigido por Consuelo Naranjo Orovio desde el Instituto de Historia-CSIC”.

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