El Dr. Herrera, es sin lugar a dudas una de las figuras más importantes de la historia de la dermatología dominicana por su dedicación al Sanatorio Nuestra Señora de las Mercedes, en Nigua. Ese sanatorio fue inaugurado el 23 de enero del 1922, en la sección Nigua de la provincia de San Cristóbal. Las hermanas mercedarias llevaron a cabo la organización de ese centro, que contaba con cuatro áreas, la Hospitalaria, la Intermedia, la Directiva y la Agrícola. Hacia 1940, fue reconstruido y en el 1943 se terminó la ampliación del área hospitalaria.
El Dr. Guillermo Herrera nació en Santo Domingo en junio del 1905. Se graduó como bachiller en Ciencias Físicas y Naturales en la Escuela Normal Superior de Santo Domingo. Ingresó a la Universidad de Santo Domingo en el 1926, pero terminó sus estudios en la Universidad de París en el mes de mayo del 1935, recibiendo el título de doctor en Medicina, tras presentar su tesis: “ La lucha contra la lepra en la República Dominicana”. Recibió su exequátur en el 1935. Sus estudios especializados en Dermatología los realizó en el Hospital San Luis en la capital francesa.
A su regreso al país publicó una serie de tres artículos en el periódico Listín Diario sobre la lepra, en los meses de octubre, noviembre y diciembre del 1935. Publicó en la Revista Médica Dominicana en el 1941, un trabajo sobre el uso del toxoide diftérico en la lepra. Y en el 1942, ya como director del Sanatorio Nuestra Señora de las Mercedes, pronunció la charla: “ Distribución geográfica, proporción racial y coeficiente infeccioso de la lepra en la República Dominicana”. En el Congreso Médico del Centenario y ya como director del Leprocomio Nacional, publicó un interesante trabajo detallando las características y las necesidades de ese centro.
El proyecto del Leprocomio incluía, edificios cómodos para viviendas, todos los servicios eléctricos y sanitarios así como de agua potable, y muy importante, la zona agrícola. Esa zona contaba con 120 tareas, dispuestas para la siembra de diversos productos para permitir ingresos económicos a los pacientes ingresados allí con sus familiares. En el Leprocomio trabajaron doctores como Fernando Defilló, Pedro Ricart, Rafael Faxas o Piantini, quienes aportaron sus habilidades clínicas y quirúrgicas al cuidado de esos pacientes. En el 1944, dejó de designarse como Leprocomio Nacional, para ser oficialmente reconocido como Sanatorio Colonia Nuestra Señora de las Mercedes, para y de acuerdo a las palabras del Dr. Herrera: “este cambio, en apariencia banal, es de gran significado en la asistencia moral de los hansenianos antes y después de su internamiento”.
Hay que resaltar que en esos años era obligatorio el ingreso de los pacientes enfermos de lepra en ese centro, ya que no se conocían tratamientos efectivos y había un gran desconocimiento y rechazo hacia esa población. Pese a las grandes limitaciones de nuestro país en materia sanitaria, la labor del Dr. Herrera, logró grandes avances en las condiciones de vida de estos pacientes, que recibían un trato digno junto a sus familiares y se les permitía obtener ingresos económicos.
En el 1949 el Dr. Herrera fue uno de los fundadores de la Sociedad Dominicana de Dermatología y Sifilografía, en su calidad de único leprólogo con que contaba el país. Esa sociedad, no pudo avanzar por las condiciones de la tiranía y se reactivó en el 1962. De hecho se realizó una sesión científica en el Sanatorio en ese año. En el 1966, el Dr. Herrera recibió un reconocimiento por su gran labor en la lucha contra la lepra en el país. Luego de una vida discreta, dedicada por completo al servicio a los demás, el Dr. Guillermo Herrera falleció en el 1983.