El pasado 11 de septiembre se conmemoraron dos hechos históricos de gran trascendencia: el 47 aniversario del golpe de Estado a Salvador Allende en Chile y el 19 aniversario de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.
En 1970 Salvador Allende ganó las elecciones con la coalición Unidad Popular (integrada por los partidos Socialista, Comunista, Radical, Social Demócrata, MAPU y API). El 11 de septiembre de 1973, fue derrocado a través de un golpe de Estado en el que estaban involucrada las cúpulas de las Fuerzas Armadas y de Orden y que finalizó con la caída del gobierno y el suicidio del presidente Allende.
El golpe de Estado contra Allende tuvo efectos en Chile y en los procesos democráticos en América Latina y el Caribe. Marcó el fin del gobierno de la Unidad Popular, que fue seguida por el establecimiento de una junta militar liderada por Augusto Pinochet. Chile, que hasta ese entonces se mantenía como una de las democracias más estables en América Latina entró en una dictadura militar bajo el liderazgo de Augusto Pinochet que se extendió hasta 1990.
En el golpe de Estado, los Estados Unidos jugaron un rol decisivo. También, contribuyó al triunfo pinochetista el gobierno militar brasileño (1969-1974) y algunos empresarios que asesoraron y ayudaron a los golpistas.
En el Caribe la reacción al golpe de Estado fue variada. Desde países como Cuba que condenaron inmediatamente el golpe hasta países que reconocieron la instauración del régimen de Pinochet. En el caso de la República Dominicana a pesar de que Joaquín Balaguer era un aliado de Estados Unidos en el marco de la guerra fría y quien reprimió a los movimientos de izquierda, inmediatamente ocurrió el golpe de Estado no reconoció el gobierno surgido del golpe. Víctor Gómez Bergés en su libro Balaguer y yo: la historia. Tomo II destaca la insistencia del embajador chileno Pedro Rusque Adrian por el reconocimiento del gobierno militar. El mismo Balaguer el viernes posterior al golpe militar en una posición pragmática emitió un decreto declarando tres días de duelo por la muerte de Allende. Sin embargo, pasado varios meses y cuando la mayoría de los países del continente habían reconocido el gobierno de Pinochet el presidente Joaquín Balaguer reconoció el gobierno chileno.
A nivel nacional el golpe de Estado tuvo mucha repercusión. Uno de los más críticos fue el profesor Juan Bosch quien conociera a Allende durante su exilio en 1955. Bosch se refería a Salvador Allende como “El Mártir de América y de las libertades de su hermoso país”. Escribió varios artículos en Vanguardia del Pueblo criticando el golpe y el papel de Estados Unidos en ese proceso.
En un artículo publicado en Vanguardia del Pueblo el 14 de septiembre de 1977 bajo el título La Verdad Sobre Chile, Bosch afirmó: “nos sentimos comprometidos con la suerte de Chile hasta el tuétano de los huesos. A Chile y a su pueblo podrán fallarles hombres y mujeres de cualquier lugar del mundo, pero nosotros no. Lo que se perdió en Chile no fueron solo la vida de Allende y las libertades del pueblo; fue también una gran batalla por la liberación de un pueblo latinoamericano”.
28 años después, el 11 de septiembre de 2001, los Estados Unidos sufrieron el impacto de los atentados terroristas más grande de su historia. 19 terroristas miembros de la organización islámica Al-Qaeda que lideraba Osama Bin Laden secuestraron cuatro aviones comerciales, y lograron hacer impactar tres en sus objetivos: dos en las Torres Gemelas de Nueva York y uno en el Pentágono. El cuarto se estrelló a campo abierto cerca de Washington D. C. En los atentados al menos 3,000 personas resultaron muertas como consecuencia de este hecho y unas 6,000 heridas.
Los ataques tuvieron un impacto significativo en el orden internacional y en los mercados estadounidenses y mundiales. Gobiernos, organismos internacionales, asociaciones y medios de comunicación lo condenaron en todo el mundo. Muchos gobiernos aprobaron leyes antiterroristas o endurecieron las ya existentes y se aprobó en Estados Unidos la Ley Patriótica.
Los ataques del 11 de septiembre de 2001 llevaron a Estados Unidos a desarrollar la campaña llamada “guerra contra el terrorismo” con el fin de acabar con el terrorismo internacional, eliminando sistemáticamente a los denominados grupos terroristas, a todos aquellos sospechosos de pertenecer a estos grupos, y poner fin al supuesto patrocinio del terrorismo por parte de Estados. Las operaciones internacionales, apoyadas por países aliados y la OTAN, conllevaron no solo a abrir frentes de batalla en varias naciones del Medio Oriente, sino también a una cacería de los principales líderes y miembros de lo que EE.UU.
consideraba organizaciones terroristas. La invasión a Afganistán ordenada por el presidente George W. Bush en 2001 y la invasión a Irak en 2003 con todas las implicaciones políticas, económicas, sociales y culturales fue producto directa o indirectamente de estos atentados.
Los atentados del 11 de septiembre también repercutieron en la República Dominicana. El gobierno dominicano encabezado en ese momento por Hipólito Mejía condenó inmediatamente los atentados.
Por otro lado, según Angelita Peña, que en ese entonces se desempeñaba como cónsul dominicano en Hamburgo, Alemania, tres semanas antes de los atentados terroristas, Mohamed Atta uno de los participantes en los atentados viajó por una semana a Puerto Plata, en la costa norte del país. Señala que hubo una investigación de parte de la CIA y se determinó que varios de los boletos aéreos con los que viajaron a República Dominicana les fueron enviados desde el país.
En los atentados murieron 47 dominicanos en su mayoría eran trabajadores y empleados de compañías, empresas y restaurantes de las torres gemelas. Una gran parte laboraban en el restaurante Windows on the World.
Dos años después de los atentados, en el marco de la campaña contra el terrorismo Estados Unidos invadió a Irak en 2003. A pesar de la oposición política y social el gobierno dominicano aceptó que soldados dominicanos participaran conjuntamente con las fuerzas de la coalición en la Operación Libertad Iraquí en Diwaniya, al sur de Irak. Los soldados dominicanos conformaron la denominada “Fuerza de Tarea Quisqueya”, compuesta por 604 hombres que se integró a tropas de Honduras, El Salvador, Nicaragua y España para conformar la Brigada Multinacional Plus Ultra. En mayo de 2004 se retiraron las tropas dominicanas en Irak.