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¿Habrá perdido Estados Unidos su principalía en su relación con Latinoamérica y el Caribe?
¿Se habrá impuesto China en esta Cuenca, aún en contra del obstáculo de la lejanía territorial?
Descifrar los porqués de la baja en la influencia de los Estados Unidos sobre los países caribeños es materia de investigación que tiene sus bases en los gobiernos de Jimmy Carter, Ronald Reagan, Bill Clinton y las esperanzas de lo que puede traer Joe Biden.
Las veces que Estados Unidos ha recurrido a sus influencias geopolíticas sobre el Caribe han obedecido a acciones de su política exterior que muestran puntos de cambios decisivos y, que obligatoriamente, han coincidido con un hecho específico, interno o externo. Cabe mencionar a la Gran Depresión, la Revolución Cubana, la Primera Guerra Mundial, o la Política del Gran Garrote.
Esa política estadounidense ha cambiado, tanto así, como presidentes diferentes ha tenido esa nación. Cada uno de ellos viene con su sello personal a su gestión, sin que dé continuidad, en política exterior, a lo que tenía trazado el incumbente anterior. Cada presidente imprime una condición especial a su permanencia en la Casa Blanca, y justifica sus decisiones y señalamientos con respecto al Caribe y América Latina, de acuerdo a la plataforma de propuesta de administración del Estado que cada gestor traiga.
Puedo afirmar que pocos presidentes de los Estados Unidos se han centrado en Latinoamérica y el Caribe. Aquellos que han formulado políticas exteriores enfocadas en esta región de influencia geográfica de su poderío imperial, se han visto forzados a hacerlas en circunstancias en donde la seguridad se pueda ver envuelta por acciones internacionales, así como por circunstancias que fuerzan las miradas de sus funcionarios de la Secretaría de Estado hacia el Caribe.
Situaciones como la inestabilidad de Nicaragua, Haití, la República Dominicana, o la llegada inminente de la Segunda Guerra Mundial o la revolución cubana, hicieron que estas miradas tuvieran objetivos específicos, en materia de política exterior, hacia esta zona ubicada en el área de su influencia geográfica.
Cabe la posibilidad de que el primer presidente de los Estados Unidos que trazó una política propia de elección de forma de gobernar, sin que hubiera una crisis de seguridad, en el momento en que toma la decisión de tornar su mirada hacia el Caribe, y no después, fue Jimmy Carter.
La política del gobierno de Jimmy Carter hacia América Latina y el Caribe puede dividirse en dos grandes episodios:
1ro.Durante sus dos primeros años en los cuales organizó una agenda exclusiva y formuló enfoques diferentes hacia la región del Caribe basado en un conjunto de principios, que eran parte de su propuesta programática.
2do. Cuando a finales de 1978, su gobierno había puesto en práctica un conjunto de iniciativas que se habían trazado desde el año anterior y eso lo marcó como el único presidente que ha tenido una política específica sobre el Caribe y Latinoamérica, sin que existan factores externos que provoquen esa intervención.
De ahí que Jimmy Carter sea el autor de un plan básico de gobierno dando continuidad a iniciativas de un gobierno anterior.
Viéndose alterado este plan y que en sus dos últimos años se vio forzado a seguir una agenda de seguridad más tradicional y a centrar su atención a la Cuenca del Caribe porque él estaba preocupado por las tendencias que iba tomando la misma con los movimientos que se iban dando en Centroamérica, norte de Suramérica y en las Antillas Menores, siguiendo los lineamientos de países europeos colonizadores que no aceptaban su política divorciada de las tendencias clásicas imperiales de Estados Unidos. Preocupados por el manejo de la crisis y el desarrollo de enfoques a largo plazo.
La preocupación se incrementó para 1977 cuando la política exterior de Jimmy Carter no había asumido posición con respecto a la seguridad y la presencia militar cubana en África. Ante esta realidad que era de conocimiento universal, el gobierno seguía enfocado por poner en práctica elementos clave de su nueva agenda, por ejemplo, la legislación por los tratados del canal de Panamá y la democratización de los países andinos.
La democratización dio como resultado el tratado Torrijos-Carter que daba cierta autonomía a Panamá sobre el área de influencia del canal. Es esta la acción de la administración de Jimmy Carter que más críticas le ha generado a nivel internacional y la historia, en los momentos actuales, no le está haciendo benévola porque se infiere que el tratado Torrijos-Carter ha sido la decisión tomada por un gobernante norteamericano con menos ventajas para las políticas que ha trazado Estados Unidos desde su fundación como Estado-Nación.
El presidente Carter mostraba más interés por los asuntos relacionados con el Caribe que sus asesores principales en materia de política exterior: Cyrus Vance y Zbigniew Brzezinski.
Ha de inferirse que por su condición de granjero sureño tenía una sensibilidad especial a las fronteras, y el Caribe era su punto principal de realización de sus políticas para con el vecino. Quizás recogiendo al Tratado de Buen Vecino que se había puesto en ejecución en épocas anteriores en los Estados Unidos.
Es dable entender que el presidente tenía un interés especial por la zona del Caribe, dado que antes de asumir la primera magistratura del Estado había visitado Colombia, Argentina, Costa Rica y México, en donde había estudiado español y había tenido conexión con las poblaciones de estos países, experiencias que les se interesó de manera enfática en los Derechos Humanos que quizás era el elemento central de su política hacia el Caribe, debido en primer lugar por su profundo compromiso personal frente a las violaciones de los Derechos Humanos en la región del Caribe y la aparente falta de interés en el problema, por parte de los gobiernos anteriores a él, en los Estados Unidos y de cada uno de los gobernantes de los pueblos caribeños. El conocimiento de esta realidad, le sirvió de base para convencerse de que debía buscarse la forma de restaurar un gobierno con una política exterior que tuviera como punto de partida la defensa de los Derechos Humanos en la región.
Esta realidad crea cuatro puntos específicos de la gestión Carter y su relación con el Caribe:
1ro. los puntos de vista del Presidente y de sus principales asesores,
2do. su reacción a las políticas del Presidente anterior,
3ro. la agenda y posiciones sobre el Caribe que recomendaron los especialistas de su partido, y
4to los problemas y temas de actualidad de la agenda nacional que Carter abrigaba con un interés más profundo que cualquiera de sus asesores.