El creador de “Force Majeure”, que es un filme inspirador con un guión primoroso, se guaya en este. Mantiene un elevado nivel técnico y lo daña con un anodino desarrollo argumental que más bien parece una tomadura de pelo. No hay historia. ¿Un filme premiado en Cannes y con nominación al Oscar en el apartado de “filme extranjero en lengua no inglesa”? Sí, y con muy buena crítica. Pero también sabemos de qué va este mamotreto en el que el protagonista Christian, mánager de un museo de arte contemporáneo, se encarga de una exhibición titulada “The Square” en la que hay una instalación que fomenta valores humanos y altruistas. Cuando contrata a una agencia de relaciones públicas para difundir el evento, la publicidad produce malestar en el público. En la trama (¿trama?) quiere mostrarnos las simulaciones de clases burguesas que aparentemente puntean dinámicas en las relaciones primarias de amistad y amorosas y también relaciones sociales, económicas y políticas por igual. Parece interesante, solamente que a falta de un buen desarrollo dramatúrgico se ancla en soluciones del tipo deus ex machina y cae en remates escolásticos y obvio apelo efectistas sentimentaloide. Hay una pretendida desconstrucción del modernismo en el arte aupado por las clases acomodadas europeas y lo que logra es desgajarse en una trampa del siempre sonado debate sobre “¿qué es arte?”. Supone el guionista y director que sus anteriores filmes podrían servirle para crear una narrativa con su estilo peculiar y continuar envolviéndose en historias complejas, pero erró porque no pudo superar los límites de una instancia filosofal de la que es obvio que carece. En Force Majeure (Fuerza Mayor) hay una historia centrada en una familia que pasa las vacaciones de invierno en los Alpes. El sol brilla y las pistas están magníficas, pero mientras comen en un restaurante, se produce una avalancha que asusta a los clientes. La madre llama a su marido para que la ayude a salvar a sus hijos, pero él ha huido para salvar su vida. La avalancha se detiene delante del restaurante, sin ocasionar daños, pero el universo familiar ya se ha resquebrajado. Lo que sigue es una ingrata y desesperada actitud para reconquistar su lugar de padre de familia o de macho de la manada. Es un retrato de la autocompasión y de auto humillación a origen del propio egoísmo que se da como efecto del instinto de conservación. Pero en este otro aburridísimo no se logra nada. En Netflix, como The square.
HHH Género: Comedia negra. Duración: 1 142 minutos.