Como The Trial of the Chicago 7 en Netflix. La trama gira en torno al juicio del gobierno estadounidense –con Richard Nixon contra siete jóvenes a quienes se acusó de liderar un movimiento conspirativo y de incitación a la violencia, durante mítines sociales ocurridos en el otoño de 1968.
USA pasaba por algunos de los acontecimientos más importantes tales como los asesinatos de Martin Luther King y Robert F. Kennedy, el incremento de la lucha por los derechos civiles y el rechazo generalizado a la guerra de Vietnam lo que hizo causa común entre hippies, negros, mujeres y estudiantes. Pues bien, durante la Convención Nacional Demócrata en Chicago, los manifestantes colisionan con la Policía. Fueron arrestadas ocho personas: Abbie Hoffman, Jerry Rubin, David Dellinger, Tom Hayden, Rennie Davis, John Froines, Lee Weiner y Bobby Seale. La demanda de este último terminó siendo juzgada por separado del grupo, reduciendo el número a siete. El juicio de estos dirigentes tuvo una gran repercusión pública y se prolongó durante casi cinco meses, desde septiembre de 1969 hasta febrero de 1970. La narrativa se apega con fuerza alrededor de Abbie Hoffman, con su grupo de hippies, de Jerry Rubin liderando la tribu de la contracultura, y de Tom Hayden, líder de la organización de estudiantes de clase media. Con el uso de un diligente lawfare (guerra jurídica) se nos presenta la judicialización de las ideas, del discurso político y de las libertades de protestar. La materia prima es vigorosa para el guión lúcido, con una dinámica que logra conectar con el público puesto que desde el inicio los personajes son mostrados rigurosamente caracterizados sin caer en estereotipos. La estrategia para impactar se afianza del juez Hoffman con su modo perverso y autoritario que condena a estos jóvenes de obvia afición liberal. De todos es el personaje más bien puesto y elaborado. En eso el director fue perspicaz, ya que el resto de la película es un tanto inverosímil en su unidad, y obvio que es con el fin de subrayar el acoso político. No obstante, hay que destacar que lo mejor de lo mejor, o lo único salvable en términos cinematográficos y de puesta en escena es la interpretación del sublime actor Frank Langella como el juez Julius Hoffman que tal parecería que todo el filme se hizo para que se luciera y nos generara tanta tirria como la que en la historia real produce aún hoy con su retorcida conducta.
HHH Género: drama judicial. Duración: 129 minutos