El ensayo “La obra de arte en la Era de su reproducción técnica”, de Walter Benjamin, hace de este filme un instrumento de gran importancia para el debate sobre arte y comercio. Y es que el filme retrata a la artista Margaret Keane que es la primera artista plástica a tener su obra reproducida industrial y comercialmente llegando a los confines de la Tierra donde en alguna casa se albergaba a aquellos niños y niñas pintados con desproporcionados ojos. La reproducción por cientos de miles a partir de un solo cuadro reportó millones de dólares. Y esa es la parte, quizás, más interesante del filme como producto social y cultural. Se destaca al director Tim Burton donde vemos mejor su impronta como director, su estilo depurado y su estética. Eso lo podemos constatar con la escena del supermercado, donde usa su típica forma de plasmar escenas valiéndose de elementos nebulosos o caricaturescos, para descubrir personajes en toda su dimensión humana y social. Al mismo tiempo, casi como una metáfora de la industrialización del arte con más peso como objeto de mercado que como obra de arte, la trama del filme muestra el surgimiento y desenlace de una de las mayores fraudes de las Artes Plásticas cuando en los años 50 y 60 un tal Walter Keane suplanta la autoría de pinturas realizadas por su esposa Margaret Keane al iniciar una revolucionaria forma de mercadeo de cuadros reproducidos como si fueran periódicos hasta la saciedad y vendidos a precios populares. Por supuesto, eso ocurría porque aquellos grandes ojos infantiles agitaban de emoción e impactan la piedad popular. El filme muestra a un Burton más próximo, pues no se trata de una superproducción sino de un filme más personal, creo. El guión tiene algunos tonos feministas, pero sin ahondar en aspectos oscuros del medio social en que desarrolla la trama, y cuando entendemos que va por un camino, seguido salta con momentos de humor donde la historia reclama unos abordajes más explícitos en las secuelas psicológicas de relaciones disfuncionales como solían serlo las familias estadounidenses de esos años. Dentro de ese marasmo narrativo es que la actuación de la protagonista adquiere una dimensión que supera a todos los demás elementos. Aunque es notable el manejo de la ambivalencia de los personajes que retrata la trama en tono de ironía y cierto aire sarcástico. En Netflix.
HHH Género: drama basado en hechos reales /Tim Burton. Duración: 106 minutos