En sentido general, el recién promulgado decreto No. 308-21, que crea el Programa Nacional para la Intervención y Establecimiento de Nuevos Museos (Promuseos), podría asumirse de manera positiva, toda vez que beneficia de forma directa un sector importantísimo en el área cultural como son los museos. Ahora bien, a pesar de que en función del párrafo I, correspondiente al primer artículo del precitado decreto, Promuseos queda adscrito al Ministerio de Cultura, las atribuciones al órgano cultural quedan relegadas al Poder Ejecutivo y al Ministerio Administrativo de la Presidencia.
Desde el artículo 2, podemos constatar que el director ejecutivo de Promuseos “será designado por el presidente de la República”. Por su parte, el artículo 5, propone que el fondo para la ejecución del programa nacional relativo a la intervención y establecimiento de nuevos museos, estarán a cargo del Ministerio Administrativo de la Presidencia.
Y, a pesar de que en el artículo 3 se dispone que las compras y contrataciones deberán realizarse bajo la égida de lo que consigna la Ley No. 340-06, lo cierto es que esta partida será dirigida igualmente por el ministerio administrativo de la presidencia.
En todo esto, es claro que el Ministerio de Cultura se presenta de forma decorativa. Es penoso tener que lacerar una iniciativa que podría ser beneficiosa para muchos, pero que ha venido contaminada por su creación mediática, bajo la coordinación de un área que nada tiene que ver administrativamente con la cultura.
La ventaja del decreto es que puede ser derogado fácilmente, así que proponemos al Ejecutivo repensar mejor el escenario y, con las buenas intenciones que estamos seguros se ha emitido, asimismo se rehaga para transferir al Ministerio de Cultura las funciones que le corresponden con libertad presupuestaria no solo para los museos, sino para todas las propuestas que bien fundamentadas sean necesarias a fin de avivar la cultura nacional y preservar el patrimonio nacional. Apoyemos la cultura, pero desde las instancias correspondientes.