El recorrido por la vida y obra del artista Iván Tovar a través de esta plataforma, inició por la preocupación como especialista por las referencias documentales que avalan su creación visual.
Es costumbre dar mayor cabida a la crítica y no a la investigación, dejando un vacío que afecta la memoria histórica. Hay que insistir en que los grandes proyectos, deben contar con gran instrucción.
Por estos días, hemos estado abordando algunos capítulos en la trayectoria de Tovar a finales de la década de 1980. Tiempo este en que el galerista Ranier Sebelén, se ocupó de posicionar la obra del artista en el mercado local.
Hay que poner atención a esta parte de la historia, pues de no manejar estratégicamente el trabajo de Iván en la actualidad, es claro que sus precios no se conservarán en el mercado.
Recapitulemos, al momento del acuerdo con Isaac Lif, Sebelén tenía en su poder 6 obras 100 x 81 cm, las cuales fueron adquiridas por el coleccionista en sesenta mil pesos (RD$60,000.00) cada una. Todo lo que Lif recibía sobre Tovar, lo compraba.
Esto revela que, a pesar de que estaba acaparando casi la totalidad de la producción del artista, era consciente de su valor y de su proyección en el tiempo.
Lif fue tan obsesivo que le ofreció a Sebelén comprar un óleo de menor dimensión que Iván le había hecho de manera especial.
Tanto le insistió que le fijó un alto valor con el fin de que no lo adquiriera, pero no hubo forma de que se rehusara. Era un cliente muy especial, así que no tuvo más remedio que vendérselo.
La vida es, “hechos y circunstancias”, como bien reflexionó Ortega y Gasset. Es difícil suponer cuál hubiese sido el destino de Iván Tovar si en su camino no aparece el entonces joven galerista Ranier Sebelén.
No obstante, de lo que sí estamos seguros, es de que, si algún mérito hay en el valor monetario en la obra del artista, mucho tienen que ver las estrategias implementadas por Sebelén en su momento. A esto sumamos, el seguimiento que ha dado a la trayectoria del artista hasta la actualidad. Continuará.