A pesar de que Iván Tovar se reinstaló en Santo Domingo en 1979, después de haber vivido más de una década en París, su obra se mantuvo circulando en Europa. Así lo avala la inclusión de su trabajo en 1983 en la muestra “En la luz del surrealismo” presentada en la Pinacoteca Provinciale di Bari, Italia.
El artista había conocido la obra de Eugenio Fernández Granell en la casa de su amigo, el poeta Franklin Mieses Burgos. Había quedado impactado con el surrealismo caribeño del gran maestro español, cuya práctica pictórica inició en Santo Domingo.
En 1983, Tovar había ido de visita a la casa de su tía Aída Llabaly, hermana de padre de su madre Rafaela (doña Fella), quien vive en el corazón de Manhattan, lo que le permitió a Iván y a su primera esposa, la periodista Emely Tueni, transitar por los principales espacios culturales de Nueva York.
Emely conocía a Granell, le había entrevistado para el periódico Listín Diario, así que Tovar y ella aprovecharon su corta estadía en la Gran Manzana para coincidir con él. El 08 de mayo de 1983, Tovar escribe a Granell desde Santo Domingo señalando lo siguiente: “Cher Granell: no te puedes dar idea lo grato que me fue haberte conocido, en mi corta estadía en New York y la manera tan calurosa como te portaste conmigo, acabando solo de conocerme, es el mejor recuerdo que guardo de New York”.
Iván prosigue en su misiva: “Un día no muy lejano me verás en Madrid… Junto a esta pequeña carta te mando unos cuantos poemitas que escribí en París, pero que desgraciadamente en la traducción siempre pierde bastante”.
En 1984 y 1985 no hay registros de la participación de Tovar en exposiciones, ni de tipo individual, ni colectiva. Estos dos años fueron aprovechados por el artista para organizarse y producir el grueso de obras que presentó en 1986 en la Galería de Arte Moderno de Santo Domingo, pero también, fue una etapa en la que Tovar exploró en nuevos medios para la proyección de su arte. Continuará.