En la pasada entrega nos referíamos al mural realizado por el maestro Amable Sterling en la parte frontal de la Biblioteca Pedro Mir. Esta magnífica obra surge por iniciativa del ingeniero Hugo Suriel, quien como ya hemos indicado en las publicaciones que anteceden a este texto, fue el encargado de llevar a cabo la construcción de la emblemática biblioteca.
Y es que, desde que Don Hugo vio el mural que el maestro Sterling había realizado para la Facultad de Medicina de la UASD, de inmediato entendió que la biblioteca debía contar con uno en su fachada. Para sorpresa de todos, el mural de la Biblioteca Pedro Mir se ha convertido en una obra muy característica, no solo por la ubicación de la pieza en su conjunto, el lugar que la acoge y la magnífica concepción de las escenas representadas, sino también por su monumentalidad al ser de las obras murales más grandes realizadas en el país en arte cerámico y, además, por el extraordinario uso de la perspectiva.
Comenta el propio maestro Amable Sterling que suele otorgarle gran importancia a la perspectiva, pues desde su concepción “el muralista debe representar la existencia del muro para mantener la percepción del espacio. –De ahí que- los efectos de la perspectiva que desfondan el muro, le hagan un flaco favor a la arquitectura”. Esto le conduce a emplear un diseño de perspectiva a través del cual ubica más alto lo que está más lejos. Todo ello propicia que haya una relación entre las imágenes representadas y se aprecien en el conjunto, sin que se deshaga el muro.
El mural fue concebido desde una visión de conjunto, no obstante, para poder llegar ahí se estructuró una visión inductiva que guío al artista a ir de lo particular a lo general, procurando que el detalle fuera en beneficio de la idea central. Es tanto así que, para poder alcanzar el objetivo trazado, Sterling realiza un diseño detallado de las partes y de las figuras que conforman el mural cuidando a su vez la jerarquía que debía tener cada pieza en función del resultado final.