El pasado lunes 23 de los corrientes asistí al acto de presentación de la obra “Oscar Abreu, memoria del psico-expresionismo en su arte”, autoría del crítico y curador de Arte Abil Peralta Agüero.
Teniendo como escenario el Bar Café de las Letras del Teatro Nacional en el marco de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, pude ser testigo de un discurso diáfano que, sin lugar a duda, era el reflejo de un sentimiento interno que traducía las emociones, por un lado, del crítico que ha quedado hechizado con la vida y obra del artista y, segundo, del creador comprometido con su arte que piensa libremente y procura mostrarse tal cual.
La puesta en vigencia de esta significativa investigación sobre el devenir histórico del artista sanjuanero Oscar Abreu, abre una compuerta interesantísima en lo relativo a la comprensión de su lenguaje estético, ya que su arte es el resultado de sus experiencias recodificadas a través de la técnica.
Tener en las manos la obra, nos sume en una lectura que, hasta cierto punto, parecería que se trata de una novela. Es un paseo por la infancia del artista en San Juan de la Maguana, su primer vínculo con el arte, dibujando sobre la tierra su percepción inocente de la realidad.
Resulta fascinante el nivel de franqueza con que están hilvanados los hechos al momento de describir la relación del artista con su familia, sus viajes y, de manera particular sus episodios en la ciudad de Chicago, en Nueva York y, más tarde, en Miami.
A mi juicio, ha sido ese ir y venir en el tiempo lo que le ha ido permitiendo crear las constantes de un empaque general, logrando el discernimiento para aprender de los errores y convertir las desavenencias en medios para desarrollar sus obras.
La creatividad de Oscar no tiene límites y sus emociones trascienden el infinito. Celebramos su éxito, al tiempo de reconocer el valioso aporte realizado una vez más por Peralta Agüero y todo el equipo coordinador al presentar este proyecto editorial.