Penetrar en el universo visual de Hilario Olivo permite comprender su proceso formativo, además de acercarnos a esa manera exquisita de seleccionar los colores, siguiendo la línea de sus grabados, en los que se delimita cada tono. En el grueso de obras que presenta en la Galería Mesa Fine Art, se descompone el espacio caribeño, pues se suscita el encuentro con la esencia, las tradiciones y la memoria histórica.
El artista se nutre del proceso sincrético que compone al dominicano contemporáneo y se hace eco, destacando la riqueza patrimonial del proceso de simbiosis entre tres culturales capitales: la aborigen, la africana y la europea.
Hilario procura atraer la mirada hacia aspectos puntuales en sus obras, permitiendo que el espectador se sienta motivado a reflexionar sobre el aquí y ahora. El dibujo es esencial en sus composiciones, el cual se integra de forma homogénea en el conjunto expositivo.
No obstante, lo que mayor valor alcanza en sus configuraciones es la genialidad con que aplica el color. De forma cuasi perfecta, se va delimitando cada área, dejando fluir la paleta en una línea compositiva muy apegada a los tonos grises y ocres. El artista se arriesga en la escala de valores para extraer todas las degradaciones posibles tanto del blanco como del negro, reinando e imponiéndose en este plano el color rojo.
El artista superpone las capas de color y presenta una concatenación de transparencias que hacen levitar el resto de los elementos en la composición, dejando fluir sus máximas aspiraciones como filántropo. De modo que el arte se convierte en medio para esbozar sus reflexiones y transmutarlas a través de imágenes.
En Hilario Olivo, la República Dominicana tiene uno de los más altos exponentes de las artes visuales en el espacio caribeño y latinoamericano. He aquí un maestro del color, comprometido con su quehacer visual y dispuesto siempre a generar nuevas provocaciones en lo que respecta a su arte.