Lo descrito -en las pasadas entregas sobre el maestro Gausachs gracias al aporte de Juan José Mesa- es parte de un todo indivisible, recogido por escritores, periodistas e ilustradores como Lluís Capdevilla, quien por medio de sus anécdotas entre 1912 y 1914, nos retrata ese mundo frívolo donde las protagonistas eran mujeres misteriosas, extravagantes, seductoras, muchas de ellas bailarinas de alto renombre.
Capdevilla formó parte del grupo de artistas bohemios que frecuentaba el núcleo de reunión de ellos: «Els Castell Blau»; el estudio que Gausachs poseía en la calle Sant Domenec del Call antes de marcharse por primera vez a París. Allí se reunían también: Emili Lluch, «Milillu» –dibujante, periodista y funcionario municipal–, Francisco Recasens, Francisco Susanna, Joan Tomas, los hermanos Coll, Emili Pascual Monturiol, Antoni Puig Guirelt y su hermano Ramón, Jaume Pasarell, entre otros.
(…) “Los habíamos conocido en un rincón de silencio y belleza, –en referencia al «Castell Blau»– todo azul, que era su torre de marfil. Había un cráneo todo coronado de rosas de una bailarina célebre, había un retrato de Nuestra Señora Tórtola Valencia –que debuta en Barcelona en enero de 1912– había un arcaico Aristón, había libros y telas… Josep Gausachs y Josep Recasens, son dos almas inquietas, todas alas. De Gausachs se conocen unos bocetos, unas magnas pinturas realizadas por Torres García y por Juli Antonio. De Juan Recasens todos los amigos recordarán sus conversaciones y la aristocracia de su buen gusto. Ellos han dejado su taller han sentido frisar las alas y se han ido a París a saber cómo son las tardes en el Parque Monceau en Versalles y las noches en el Luna Parc, el Mágico City, el Chat Noir…”
Para el anuncio de la puesta en circulación del libro «Irreverencies» ilustrado con dibujos de Gausachs en junio de 1913: (…) participaron “figuras de gran renombre en el ámbito artístico y social como «la Divina», Tórtola Valencia, cuya gracia fue trazada por el maestro.