En la muestra de Federico García-Godoy, aún vigente en la Galería de Arte Nader hasta el 07 de julio, el espectro se amplía cuando asistimos a su universo marino, dando vida a los peces en cinco piezas policromadas, que van en relación directa con la obra que les queda de frente en el recorrido, intitulada: “Itiba Cahubaba”, la madre de la naturaleza y del par de gemelos. En “SA009” y “Chaman”, tenemos nuevamente la imposición de la tradición europea, con la representación de monjes encomenderos, cuya misión esencial era la de convertir a los aborígenes al catolicismo. Esta idea se preserva al adoptar una visión occidental de “Longuo SA003”, quien, de acuerdo a los aborígenes caribes, era el primer mortal creador de peces y que, al tercer día de su muerte, resucitó y subió al cielo, ideal que va en consonancia con la tradición cristiana al simbolizar la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, quien luego de redimir nuestros pecados, fue al encuentro con el Padre Celestial, encontrándose a su derecha en los cielos. A la propuesta se incorporan dos medallones escultóricos intitulados: “Areyto ME001” y “Bayamanco-ME003”. Aludiendo el primero a las celebraciones aborígenes donde se contaban historias a través de cánticos. Por su parte, el Bayamanco era el dios viejo y señor del fuego, practicaba el rito de la cohoba y fue un gran promotor de los orígenes de la especie humana. Se dice que poseía el secreto para la elaboración del casabe en sintonía con Baibrama, que es el título de una de las piezas con las que inicia el recorrido de la exposición. La muestra cierra con “Mautiatihuael”, que representa la madre del atardecer o puesta de sol, mientras que en “Yaubabayel SA004”, se registra el humano que se convierte en animal por haber sido encontrado fuera de su cueva, el cual representa el colector de la yerba de gueyo en su condición de ave con canto parecido al ruiseñor y, en contraposición, está la pieza “SA004” que es el ave que se humaniza por la grandeza de su espíritu.