Los gremios siempre han tenido un rol determinante, pues además de unir a sus integrantes, procuran desarrollar una serie de iniciativas en favor de sus miembros y de la colectividad. En el caso concreto del Colegio Dominicano de Artistas Plásticos, hemos notado una presencia intermitente, es como una voz que a veces hace eco y, otras, sencillamente se esfuma.
La fuerza de esa voz está, naturalmente, en la unidad de sus miembros, sin embargo, es evidente que el CODAP, ha sufrido la desidia de buena parte de los artistas dominicanos, quienes al parecer no están conscientes de las potencialidades que presenta la entidad para la institucionalización de sus creaciones.
Los últimos días, hemos sido testigos de una nueva visión respecto a lo que debe ser la directiva de la entidad, encaminada a nuevas elecciones este sábado 26 de enero, donde destaca, por un lado, la artista Rosalba Hernández y, por otro, por el artista Miguel Gómez. Ambos presentan propuestas muy interesantes relativas a la legitimación del local, las directrices para activar el mercado de arte, teniendo en cuenta el flujo de turistas, la capacitación de los creadores y el empleo del internet como herramienta eficaz para la venta y promoción de los trabajos, planes de pensión y jubilación, entre otros aspectos no menos importantes.
Ahora bien, sea cual sea el ganador de esta contienda, lo más importante es que se tenga consciencia de lo que representa el CODAP, de sus fortalezas y de las ventajas que propicia este gremio en el proceso de legitimación de arte nacional.
Es momento de que el CODAP sea una voz permanente, respetada y validada por todos los sectores de la nación, con una participación activa en todo lo relativo a las artes visuales en nuestro país.
Al artista se le deben consignar derechos, pero también precisan estar cónsono con sus deberes como entes creadores, todo ello debe ser valorado por el CODAP, cuya directiva está llamada a luchar para que se logren las garantías que permitan la efectividad de los proyectos que se proponen.