El contexto artístico dominicano está plagado de incógnitas, toda vez que ha hecho falta diseñar una propuesta coherente en beneficio de todos, sin que pueda estar contaminada por pasiones o intereses partidistas. Y es que el arte, en sí mismo es una manifestación del espíritu que emana de forma libre y espontánea y así debe desplegarse.
República Dominicana tiene la particularidad de que ha sido el resultado de la combinación de varias culturas, lo que genera una riqueza sin precedentes que se transmuta, desde luego, a las artes visuales. De esa forma, tenemos un cóctel entre lo aborigen, lo europeo y lo africano. No obstante, el proceso de simbiosis va en ascenso, en vista de que cada día se dan las condiciones para que lleguen nacionales de las más variadas regiones del planeta con la intención de fijar su domicilio en suelo dominicano.
Es muy probable que la ubicación geográfica de esta media isla incida en ser un espacio de migraciones, unos vienen, otros se van y muchos permanecen. De este proceso de intercambio se ha nutrido el arte dominicano, pues a pesar de emerger en un espacio isleño, siempre ha estado en sintonía con los procesos continentales, sobre todo, en lo que respecta a las artes visuales.
Sin embargo, es bueno puntualizar que muchos procesos, aunque han surgido con mayor entusiasmo en el escenario criollo, no han contado con el apoyo necesario para su legitimación. En este contexto tenemos el tema de la academia, la cual no se desarrolla oportunamente de forma pública hasta 1942, desplegándose más bien desde la iniciativa privada desde finales del siglo XIX a través de la motivación filantrópica de destacados artistas.
La institucionalidad en República Dominicana es lenta y precaria, sobre todo en materia cultural. No debemos seguir animando proyectos en “grupitos”, sino de forma abierta y plural. Urge activar las instancias que promueven el arte y la cultura y, necesariamente, hay que poner en marcha la ley de mecenazgo. No dejemos en el tiempo la posibilidad de crecer y legitimar nuestro patrimonio cultural.