He tenido el privilegio de conocer valiosos seres humanos que me han marcado por su talento, humanismo y trascendencia como es el caso de la maestra Rosa Tavarez, a quien me unió un vínculo muy especial. Me bautizó como “avispita”, porque decía que no me quedaba tranquila hasta lograr mi propósito.
Me correspondió analizar su obra desde mis sesiones de clases sobre arte caribeño. El grabado, tiene en esta singular artista a una de sus máximas exponentes, presentando propuestas innovadoras y cargadas de dinamismo. El color es un elemento definitorio en su poética visual, predominando el valor negro y, dando cabida al rojo como signo de fuerza y vitalidad.
Decir adiós cuando se tiene la certeza de que ya no volveremos a ver a aquellos con quienes hemos construido memorias, resulta difícil. Siento el corazón arrugado y, de solo imaginarme que ya no contaré con el espíritu motivador de la maestra Rosa Tavares me genera un gran vacío.
También he sentido mucho la partida de Isabel Serrano. La conocí por mis búsquedas sobre la historia del arte dominicano, ella integró a la colección del Museo de Arte Sacro de La Vega la magnífica copia de “La virgen de Cristóbal Colón”. La original, se conserva en el Museo Lázaro Galdiano en Madrid, España y formó parte de las primeras obras que llegaron a Santo Domingo como parte de la colección de don Diego Colón y doña María de Toledo.
Cuando aprecié el trabajo de Isabel en el Museo de Arte Sacro me emocioné doblemente, por ser la especialista de origen cubano y, además, historiadora del arte. Pudiera hablar de una tercera emoción, la de ver una propuesta museológica y museográfica de primer nivel.
Estaba en mi destino estar de cerca con Isabel, primero en la virtualidad, correspondiéndonos participar juntas en un conversatorio para hablar sobre curaduría por iniciativa del Museo del Carnaval de La Vega, otra de las instituciones arte que surgió a su amparo. Y, finalmente, quedamos unidas en la primera directiva de la recién constituida Asociación Dominicana de Historiadores de Arte (ADHA), ella como secretaria y yo como vocal. Prefiero creer que ha sido solo un hasta luego.