Hace unos días recibí la invitación para asistir a la muestra “Magia, ritmos y formas distintas” de la artista Carmen Hetrea. Por razones ajenas a mi voluntad, no pude asistir el día de la inauguración, pero le prometí a Juan José Mesa que pasaría a ver la muestra, además de que tenía gran interés por conocer los trabajos de esta noble creadora.
Por poco y no logro ver los trabajos de Hetrea en la Galería Mesa Fine Art, sin embargo, el universo conspiró para que pudiera pasar el pasado miércoles y disfrutar del despliegue de detalles y el universo de fantasía depositados en un conjunto expositivo de impecable factura.
La elegancia y limpieza en el dibujo resultan desveladores de la personalidad de la artista, quien muestra una fuerza imperiosa, la cual se aviva en el volumen y espacialidad que recrea en sus composiciones. Carmen se las arregla para proyectar la figura femenina, evidenciando el poder que reviste una buena prenda de vestir.
La delicadeza en las formas, presume un imaginario rico en tradición, esa que hace aflorar las memorias de esta inusitada creadora a través de su producción visual. Carmen estructura, ensambla y proyecta una realidad sensible que yace de su inconsciente inmediato, permitiendo que se generen las constantes para que se suscite el diálogo de sus piezas con el espectador.
Se trata de ir explorando por medio de la línea ese pasado que nos vincula, pero que al mismo tiempo nos separa. Es penetrar en la magia de ese Caribe que, aunque sea expresado en blanco y negro como acontece en sus piezas, conserva su esencia y vigor.
Penetrar en los pasajes que propone, es, al mismo tiempo, una forma cuasi perfecta de abrir paso al positivismo, a lo grandioso, fantástico y experimental. Por un momento, hasta logré establecer una conexión inmediata entre sus obras con las del artista Nadal Walcot quien, a mi juicio, es uno de los dibujantes más exquisitos de nuestro país y, de quien consciente o inconscientemente Carmen parece nutrirse.