Existen diferentes variantes en función de los casos que se presenten, un objeto puede cambiar su función y, por tanto, su valor, además de que el solo hecho de observar una creación aporta información. El individuo, por medio del análisis que realiza del objeto percibido, logra reunir información valiosa condicionada por el nivel cultural que posea como espectador. A mayor formación, mejor análisis.
La valoración de un objeto es un ejercicio relativo, de modo que, para acercarnos a un juicio crítico responsable, es importante auxiliarnos de los fundamentos de la forma, integrados por una serie de elementos que nos permiten descomponer el objeto para una mejor compresión de las partes que lo integran. Estos elementos podemos dividirlos en dos categorías esenciales: las configuraciones y las diferencias. Las primeras, se refieren a las formas identificables que definen las diferencias perceptibles. En este plano se agrupan: los puntos, las líneas, las áreas y los volúmenes. Y, dentro de las diferencias están: los tonos, los colores y las texturas.
Los elementos del “sistema forma” se acompañan de varias leyes, entre las que destacan las perceptivas. También están las de proporcionalidad, de equilibrio, de ritmo y de énfasis en tanto normas estéticas. El conjunto permite organizar una conclusión-valoración en combinación con la calidad estética. Este último aspecto es de trascendental importancia, pues es el que legitima la obra de arte.
En resumen, la calidad estética se encuentra condicionada, en sentido estricto, por el nivel de comunicación emocional que transmita la obra. En este ejercicio influye casi en igual medida la sensibilidad y formación con que cuente el espectador.
Cabe destacar que cada momento histórico determina el sistema de valores imperante, asociado a principios éticos que en conjunto determinarán el juicio crítico correspondiente. De ahí que son diversos los factores que confluyen en la apreciación artística, prevaleciendo el “espíritu de la época”. Nada es concluyente en una materia tan sublime, hermosa y etérea como el arte.