El Museo de las Casas Reales inauguró el pasado miércoles 21 la singular muestra de la artista Amaya Salazar, intitulada “Oda a la vida”.
La mujer es el eje en las composiciones de la artista, en tanto signo de vida, rodeada de vegetación, lo que también confirma la existencia.
Y, siendo Amaya una mujer de fe, se incluye un merecido homenaje a nuestra madre espiritual bajo la advocación de la Virgen de la Altagracia.
En esta ocasión, la creadora se sirve de tres medios para la representación como son: la pintura, el dibujo y la escultura, a fin de integrar un discurso efectivo que combina arte, mujer, naturaleza y esencia.
Cabe destacar que el dibujo y la pintura siempre han estado presentes en la producción visual de Amaya, sin embargo, en los últimos tiempos, se ha incluido en su paquete visual la escultura, empleando materiales novedosos para su ejecución, como es el caso de la resina.
Tomando como base el dibujo, Amaya lleva al soporte tridimensional su universo de redes. En esta edición, llama poderosamente la atención, la inclusión de un elemento que pasa a ser el centro de la exhibición, el cual simula un árbol, pero también se puede asociar con el sistema reproductor femenino.
Amaya recrea la familia en tanto núcleo de la sociedad, presentando los elementos de forma edulcorada y dejando fluir el amor que brota de la unidad e integración familiar.
Las obras son ricas en detalle y develan la magia y onirismo de lo caribeño. En el conjunto, resalta la sinuosidad en el trazo y el colorido efusivo que siempre han caracterizado los trabajos de una de las más contemporáneas maestras del arte dominicano.
Así que, entre formas, volúmenes y texturas, la artista explora cada vez más en lo abstracto sin dejar de ser sugerente en su lenguaje artístico.
En medio de las circunstancias actuales, esta exhibición trae esperanzas e invita al público a conectar con el yo interno en reflexión constante sobre el privilegio de existir.
Esta muestra es una alabanza a la vida.