Desde hace más de una década hemos seguido con especial interés la obra de la artista visual dominicana Amaya Salazar, cuyos trabajos inspiran respeto y admiración, en especial, por la coherencia que ha mostrado en el tiempo. Y es que si periodizamos el conjunto de obras bajo su sello, es fácil advertir la presencia de elementos conectores que de una forma u otra nos permiten dar seguimiento a su discurso artístico asociado a la naturaleza, la exaltación de lo femenino, la familia como centro de la sociedad y la estilización de las formas, que se apropia de la estética como un elemento esencial en sus procesos creativos.
Amaya se reinventa sin perder su esencia, cada año presenta nuevas experiencias por medio de su arte, pues se mantiene en un estado de exploración y búsquedas que le permiten conectar tanto con su ser interior como con su entorno. El Caribe siempre está presente en su imaginario poblado de colores vibrantes que llenan de magia sus composiciones. La pulcritud y la luminosidad se han convertido en parte especial del equipaje en el viaje hacia la expresión de los universos de Amaya.
Árboles, flores, vida, naturaleza, formas humanas en sí mismas van a integrar el discurso del que se desprenden instalaciones, esculturas, pinturas y ensambles, todo ello como partes de un todo por medio del cual la artista expresa su sentir respecto a su espacio social.
Tener en nuestras manos “Amaya, poesía visual” obra publicada con el auspicio de Banreservas es celebrar el buen hacer y obrar de una de las creadoras más representativas del arte dominicano conteporáneo, además de conservar para la memoria histórica una selección de sus trabajos, lo que permite centrarnos en detalle en el proceso creativo. Pero además, es una mirada desde el acompañamiento de la crítica y curadora de arte Binguene Armenteros y la visión de los especialistas: el arquitecto Gamal Michelén y la doctora Yolanda Wood, quienes de manera armónica se han referido a los trabajos de Amaya Salazar y coinciden en la madurez que ha alcanzado la artista en “sus imaginarios visuales”.