El folclore es definido como la ciencia que estudia las tradiciones y costumbres de un país, región o pueblo. Y como cada país tiene su propia tradición, el nuestro no es la excepción. Es por esta razón que en la Página de hoy les presentamos un recuento de algunos juegos tradicionales en los cuales quizás usted haya participado o presenciado… o no?
Los que hayan participado en alguna celebración de fiestas patronales de los años 50 sabrán de qué le vamos a hablar. Recordarán estos divertidos juegos populares que tenían lugar en todo el país.
Encontramos en nuestro archivo que especialmente en 1952, la Dirección General de Deportes patrocinó que se formaran grupos para que en sus fiestas patronales se incluyeran la celebración de juegos tradicionales, aunque muchos de los cuales habían perdido su vigencia. Los que acogieron esta iniciativa fueron San Cristóbal, Santiago, La Vega, San Francisco de Macorís, Puerto Plata, Moca, Montecristi, Valverde (Mao), Cotuí, Dajabón, Santiago Rodríguez, Loma de Cabrera, Elías Piña, Jimaní, Barahona, San Juan de la Maguana, Baní, Azua, San José de Ocoa, San Pedro de Macorís, La Romana, El Seibo y la capital de la República.
En esa celebración se realizaron juegos típicos de la época como Quilín Quilín de boca, el Palo ensebao’, al Pollo enterrao’ y a las corridas de sacos y corridas de sortijas. Es de suponerse que estos juegos han sido parte de la herencia cultural de la Madre Patria, puesto que no se ha reseñado nunca de algún juego que se haya practicado en nuestra cultura indígena y que haya sobrevivido a los tiempos. Lo cierto es que estas celebraciones han atravesado etapas de continuo decaimiento y renacen esporádicamente, con poco vigor. Actualmente, niños, jóvenes y adultos disfrutan poco de estos “deportes”.
Como es posible que ni siquiera se sepa en qué consiste cada uno de estos juegos, explicaremos algunos.
El “Palo ensebao”
Para este juego, se clava un palo erguido, en el centro de un espacio amplio. Dicho palo se cubre de sebo (grasa animal), de ahí el nombre de “ensebao”. En el extremo superior se ponen un par de “clavos”, de los que se cuelgan algunas piezas de salchichón, unas cuantas libras de queso, (antes solía ser queso “de Flandes”) y varias botellas de aguardiente. El que lograba llegar al tope, recibía como premio una de las golosinas colgadas. Este era el cebo para incitar a los valientes que se atrevieran a participar en la actividad. Es conocido que esta recreación es practicada en varios países del mundo.
El “Pollo enterrao”
Este juego consiste en enterrar el ave hasta el pescuezo, y luego una persona con los ojos previamente vendados, da vueltas en torno al animal y reparte golpes a diestra y siniestra, hasta dar en el blanco, si es que lo consigue, y continúa la práctica hasta que el animal fallece. Como premio, el agresor obtendría a la víctima del juego. En nuestros archivos encontramos que este deporte tenía más arraigo en la región oriental del país, pero no tenemos información de que se siga practicando en la actualidad, suponemos que por la crueldad que consiste en sacrificar salvajemente a una criatura viva, lo que los criterios actuales de protección a la naturaleza nos impiden.
Las corridas de sacos
Esta divertida y tradicional actividad se remonta a la antigua China, donde los asiáticos se introducían dentro de un saco hecho a base de fibras para almacenar arroz. Luego, se lo colocaban de la cintura hacia abajo y dentro de ellos realizaban cortas carreras dando saltos y asegurando con las manos que la boca del saco no se fuera a caer. Es de suponer que esta tradición se heredó en nuestro país de los colonizadores españoles, y que este deporte, por su sanidad, sea aún practicado en la actualidad.
El “Quilín Quilín” de Boca
Tal vez el lector no se sintió familiarizado con este nombre. Puede que en algún momento haya dicho una expresión parecida… Pero lo cierto es que este deporte al igual que los demás es importado de España. En el país europeo lo juegan o lo jugaban con una sartén en cuya cara tiznada se pegan algunas monedas, que un participante maniatado tendría que coger con la boca, dando saltos, ya que la sartén se cuelga un poco más arriba de la cabeza.
Sin embargo, se dice que en esta tierra caribeña, el Quilín Quilín se jugaba con una plancha de metal bruñido, cubierta de grasa en una de sus caras. Sobre la grasa se colocan las monedas y cada participante trataría de cogerlas saltando maniatado. Las monedas que el saltarín lograra atrapar le pertenecían. Hemos consultado con varias personas de edad avanzada y con folcloristas, y nadie recuerda haber presenciado este juego
Las corridas de sortijas
Por fin llegamos a un juego que fue practicado en época de la colonia, que de alguna manera sobrevivió hasta los años 50 del siglo pasado, y que esporádicamente se mantiene, quizás por la facilidad de su práctica. Deporte ciclístico ahora, como derivación a la práctica de la monta del caballo. En un principio, solo participaban los hombres, pero al trascurrir del tiempo las mujeres dijeron presente en dicha competencia. Por si acaso, para los más jóvenes, damos una explicación del mismo. En un cuerda a 2 o 3 metros de altura, se cuelga una sortija o argolla. La persona que monta la bicicleta, portando un puntero, debe ensartar la sortija en una carrera que debe haber arrancado desde varios metros antes. Si la ensarta, es suya.
Estos juegos populares tienen ya poco arraigo. Son parte de las tradiciones perdidas, y que difícilmente se recuperen, en épocas donde la electrónica es la diversión y la enseñanza de los infantes. A este respecto, sugerimos la lectura del interesante artículo de Miguel Guerrero publicado en El Caribe el 23 de octubre de este año, muy significativamente titulado “Abuelo, dale play”.