“7 Días con el Pueblo” ha sido, quizás, la mayor expresión cultural en toda la historia de la República Dominicana
Ninguna actividad cultural, llámese Feria del Libro, Bienal de Artes Visuales, Feria del Locrio, El Ga-Ga de Haina, Feria del Mondongo, Julio Iglesias para la Melcocha o el Concierto de Montecristi con Silvio y Juan Luis Guerra, donde este fue amenazado por Miami y jamás de los jamases volvió a ser el Juan Luis de “la Mitsubichi” y el “Areito” para pasar a ser un religioso más con avispas, Guaidó y todo. “7 Días con el Pueblo” ha sido el evento cultural más importante y la fuente de beber de muchos que lo reniegan. ¿Pero por qué esa importancia? Por dos razones:
1. Por la calidad musical y poética del material expuesto, y
2. Por el sentido que tiene todo evento cultural en una sociedad para su fortalecimiento como tal, tanto moral como físicamente. Es exactamente todo lo contrario a lo que ocurre hoy con los disparates auspiciados por el Narco para destruir la juventud, y por ende la sociedad y sus valores. O sea, expresiones anticulturales o contraculturales.
Sobre la calidad, basta con entender que muchos de los textos fueron musicalizados a partir de poemas de poetas universales como José Martí, Antonio Machado, Pablo Neruda, Nicolás Guillén, Miguel Hernández, Federico García Lorca, Rafael Alberti y otros; y que la musicalización fue fruto de grandes artistas consagrados a los que se les unió lo más avanzado de nuestro país: Convite, Expresión Joven, Nueva Forma y algunos populares como Johnny Ventura, Cuco Valoy, Wilfrido Vargas y el Maestro Solano, autor inequívoco de “Por Amor”.
En la organización estuvo involucrada la CGT, Nélsida Marmolejos, Enriquito de León, Francisco Santos, Orlando Martínez, José Enrique Trinidad, Dagoberto Tejada, Miguel Cocco (indirectamente), Otto Fernández, Cuchi Elías, Claudio Cohen, Emma Tavárez (hermana de Manolo), Freddy Ginebra, Milagros Ortiz Bosch, Joaquín Basanta y muchos otros. Muchos de estos o casi todos activistas de izquierda, aunque el evento no tuvo nada que ver con comunismo, ni con castrismo, ni socialismo, ni cristianismo. Tuvo que ver con el abuso de poder de la época contra el que los pueblos se oponen por las arbitrariedades, como ocurre ahora en el Chile de Piñera, o el Ecuador de Moreno.
Un testimonio hermoso quedó grabado en un Microscopio de Orlando, de puño y letra de Víctor Manuel y Ana Belén titulado “Volveremos”, y nunca se fueron.
El grupo Convite fue organizado por Dagoberto Tejeda y lo integraban Luis Díaz, José Castillo, Iván Domínguez, Ana Marina Guzmán, Miguel Mañaná, José Rodríguez (Chemo), José Enrique Trinidad, que luego difundía diariamente la “nueva canción” en el programa “El Gran Musical”, de una a dos de la tarde por HIJB (un toque de queda para la juventud joven).
El riesgo que corrieron Víctor Manuel y los demás cantantes extranjeros fue enorme. Fueron declarados no gratos por el Gobierno y se les dio plazo para que se fueran. Cada evento fue un éxito total, un lleno de bote en bote.
El protagonista de ese evento, por tanto, no fue ni Fidel Castro, ni Leonid Brezhnev, La Pasionaria, Tito, Ho Chi Minh o Mao; pero tampoco lo fue Narciso Isa Conde, Fidelio Despradel, Fafa, Peña Gómez, María y Esteban Díaz Jaques, Juan Bosch, el Men… simplemente fue el pueblo dominicano como lo ha repetido Cuchi Elías en varias ocasiones. Tampoco lo fue Ramón Leonardo, ni Cholo Brenes, ni Expresión Joven o Chico González, aunque este escrito se extienda sobre él.
En “7 Días con el Pueblo” participó gente de todo tipo afectada por un gobierno corrupto y antidemocrático. Participó tanto la izquierda como un sector de derecha, que no estaba de acuerdo con la línea política sangrienta de Balaguer. Gente de clase media, media alta, baja, obreros, amas de casas, chopos y chopas, chiriperos, estudiantes, profesores, chulos y prostitutas, choferes, reformistas harto del caudillismo, triciculeros, buhoneros, perredeístas, catorcistas, caamañistas, maoístas, incluyendo al Gordo Oviedo; religiosos.
A primera vista, Chico nos daba la impresión de ser el quinto mosquetero de Alexandre Dumas; pero ya viéndole de cerca era más un batería de cualquier grupo de rock de los años sesenta fuera Chicago, The Who, Eagles, Procol Harum, Led Zeppelin o Creedence Clearwater Revilval.
Chico González tuvo una vida breve; pero intensa y él, junto a sus compañeros de Expresión Joven, dejó una huella importante, un ejemplo en la juventud que hoy se hace la ciega y se deja arrastrar por una moda dañina y contracultura: “música” machista, prehistórica y misógina y molestosa.
No es que los tiempos viejos eran mejores y la gente tenía más responsabilidad. Había factores sociales e históricos que hacían que la juventud asumiera compromisos desinteresados.
La existencia de un gobierno férreo, luego de Trujillo, hizo que la juventud tomara partido en las numerosas actividades políticas y culturales que contribuyeron a su derrumbe.
“7 Días con el Pueblo” ha sido, quizás, la mayor expresión cultural en toda la historia del país y uno de sus artífices lo fue la izquierda de entonces y algunos personajes que se involucraron como es el caso de Cholo Brenes, quien luego de regresar del Chile de Allende con la cabeza repleta de ideas y energía, formó la organización “Expresión Joven” con Puro Eduardo López, Ramón Leonardo, Manuel de Jesús y Chico González.
El que vio a Chico en aquellas presentaciones con una fuerza inmensa, un rostro de rabia, unas palabras de fuego, sabía que empujaba la locomotora más allá de la capacidad del caldero.
La cantidad de jóvenes muertos sobrepasó el listado que tenían en su poder los altos mandos militares y los presos desbordaban las cárceles. “Señor Gobierno, abra las rejas” decía la canción que a ellos mismos llevó a la chirola. Los conciertos se multiplicaban, la radio tenía más nueva trova, menos boleros melcochosos que se transformaban en bachata. Ramón Leonardo, como un mesías, trajo en su guitarra una antorcha incendiaria, que era más efectiva que los miles de volantes que se imprimían a mimeógrafo y que se distribuían por todos lados, o sea en la UASD.
Caamaño había sido apresado en las lomas y fusilado… Francisco Alberto Caramba!
Chico era fácil de reconocer en el grupo, medio arrubiao, pelo largo a la moda, pantalón y chaqueta jeans o Lee de vaquero, voz segura y energía para transformar el mundo y las venas del cuello y la frente a punto de reventar.
Unirse en concierto con Víctor Manuel, Los Guaraguaos, Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez, Bernardo Palombo, Pi de la Serra, Danny Rivera, Ana Belén, Víctor Víctor, Sonia Silvestre, Lucecita Benítez, Roberto Darvin, Gloria Martín, Guadalupe Trigo, Estrella Artau, Antonio Vale y muchos otros, le dio muchísima energía para convertirse en instrumento de propaganda antibalaguerista esencial. Chico viajó con su grupo por varios países, lo que aumentó la presión a Balaguer y lo obligó a reducir el atropello de sus primeros años de gobierno, aunque no impidió que, luego del éxito de “7 Días”, se alejaran y tomaran rumbos individuales.
El accidente cerebral de Chico lo transformó en otro Chico, amante de la poesía, dispuesto a reiniciarse en la vida, aprender desde cero y en solitario. Sus visitas a la “Síntesis” de Efraím Castillo me dieron la oportunidad de conocer a este segundo Chico, inofensivo, tierno, dulce y niño.
Chico llevó a Expresión Joven lo que había absorbido en su paso por Bellas Artes de Santiago, a su paso de ser testigo de la arbitrariedad y el salvajismo al frente de las instituciones “del orden”. “7 Días con el Pueblo” es recordado como la expresión de un pueblo que quería romper sus “cadenas de esclavo” como lo expresa su Himno.