Introducción
Cada época, cada generación, cada pueblo, tiene sus propios héroes y villanos; unos de mayor talla, otros de menor talla e incluso anónimos. Algunos han sido héroes durante un tiempo, luego debido a graves desviaciones, terminaron siendo villanos, traicioneros de sus propias causas; y, viceversa, hubo villanos que culminaron sus existencias como héroes.
Al héroe, por sus hazañas o sus valores y virtudes, se le dan estos apelativos: valiente, adalid, atrevido, temerario, glorioso, insigne, intrépido, campeón, vencedor, leal, honrado, honesto, noble.
En cambio el villano, en la acepción tomada aquí, arrastra consigo estos calificativos: ruin, indigno, indecoroso, infame, desleal, abyecto, traidor, sinvergüenza, alevoso, bellaco, vil, canalla, bajo, deshonesto, corrupto. El cobarde termina fácilmente en antihéroe y villano.
En la República Dominicana, en los años de la dominación haitiana, fueron héroes Duarte, los Trinitarios y otros muchos más o menos conocidos, que les acompañaron; son considerados, sin embargo, traidores y villanos los dominicanos que favorecieron el régimen haitiano; Santana, en cambio, es héroe por su arrojo frente al ejército haitiano y tildado de villano traidor por haber anexado la Nación a España.
En épocas de dictaduras son héroes los que se oponen al régimen dictatorial e infames los que se entregan a él de pies y manos, incondicionalmente.
Los héroes, grandes o pequeños, son perseguidos y atacados por poderosos de su época; los villanos, también grandes o pequeños, lucen como triunfadores en su tiempo.
Los principales héroes del pasado están señalados, sobre todo, como opositores a toda esclavitud, defenso res de la libertad de los pueblos, de su libertad política o de la libre expresión de palabra; defensores, igual mente, de la justicia y la verdad.
Hoy por hoy la nación dominicana goza de amplias libertades políticas y de expresión. Los héroes de este bien patrio, recibido del pasado, tienen un altar en el corazón dominicano y sus restos reposan en el panteón nacional.
¿Habrá en ella todavía espacio para nuevos héroes? La respuesta es afirmativa.
Los nuevos héroes estarán señalados entre los opositores a todo tipo de injusticia, mentira y corrupción, defensores, en mayor o menor escala, de la justicia, la verdad y la honestidad.
Por supuesto que serán rechazados, excluidos y perseguidos, como sus homónimos del pasado.
Los villanos, a saber, los poderosos por la fuerza de sus lenguas afiladas y fortunas económicas, grandes o pequeñas, amasadas de manera deshonesta, lucirán como triunfadores aplastantes, recibirán aplausos y se sentarán en mesas de honor.
Quisiera en este ensayo referirme sólo a algunos que considero héroes modernos dominicanos. La mayoría, en verdad, no se consideran héroes ellos mismos; tal vez, después de mucha motivación, aceptarían con dificultad el calificativo de “pequeños héroes anónimos”.
Son casos de hombres y mujeres de nuestra sociedad dominicana, de cualquier estrato social, profesional o económico, que aparecen aquí y allí, en las conversaciones y tertulias cotidianas. Sus hazañas no están escritas; su fidelidad a virtudes y valores, salvo contados casos, no son reseñados por los medios de comunicación.
También los hechos de los villanos modernos son narrados en la conversación diaria y muchísimos de ellos, sobre todo los de mayor envergadura, son puestos sobre el tapete de la opinión pública, reciben rechazo general, pero sin mayores consecuencias.
No quiero referirme ahora a ningún villano, ni grande ni pequeño, ni público ni anónimo. Si alguno se siente molesto por alguna de mis consideraciones, lejos de mí ha estado el causarle tal molestia. Todo lo contrario: lo que pretendo, en último término con mi trabajo, es darle un espaldarazo a los héroes de hoy e invitarlos a que no se desanimen en sus posturas, aunque se vean rodeados de villanos por todas partes.
Debo advertir que voy a traer aquí, sin citar nombres, sólo algunos casos conocidos abiertamente en círculos conversatorios y se sitúan históricamente en varios períodos gubernamentales. Ninguno de ellos lo he conocido de manera privada y personal.
1-Abogado
Hace ya un tiempo un abogado contó a su grupo de amigos:
“Escuchen lo que me acaba de pasar: el juez, ante el que está un caso que estoy defendiendo desde hace más de dos años, ha venido a decirme que el caso de mi cliente se puede resolver rápidamente con tal de que le entregue tal cantidad de dinero. Que él tenía compromiso con mi opositor, de quien había recibido dinero, para retardarlo durante esos dos años, pero cumplido ese tiempo ya nada le obliga con él. Me quedé estupefacto”.
Estupefactos estaban también quienes lo escucha ban y esperaban la continuación del relato, hasta que uno del grupo le preguntó: – “Y tú ¿qué hiciste?
Su respuesta: “Yo sé que mi cliente es inocente, pero en conciencia no debo entrar en el juego del soborno. Fui, pues, ante él y le conté la situación de su caso y mi posición personal. Que de mi parte seguiría los caminos jurídicos establecidos, aunque sabía que él podría ser perdedor. Le dije que lo pensara. Que si yo no le convenía como abogado que prescindiera tranquilamente de mi servicio y de los honorarios que me concernían. Estoy esperando su contestación”.
Por mi parte, la respuesta del cliente nunca la llegué a saber, porque no le pregunté al abogado amigo el desenlace.
2-Jueza
En una tertulia, de la que participaba un buen número de abogados, salió el tema de sobornos en la administración pública, en la justicia y fuera de ella. Una jueza reveló su experiencia: “La oferta de sobornos en los tribunales es frecuente tanto de pobres como de ricos, de políticos como de ciudadanos. Sólo los que no me conocen bien son capaces de hacerme tal proposición ahora. Pero cuando comencé, debí pararme en dos patas y al que me ofrecía dinero lo dejaba de una pieza. Les solía decir que nadie tiene dinero suficiente para comprar mi conciencia. Hoy han disminuido los ofrecimientos. Bien saben ustedes, ven que no tengo grandes comodidades y mi carrito es de segunda mano. Pero prefiero mil veces vivir así a tener la conciencia intranquila y a recibir el rechazo social, que viene más tarde o más temprano. Yo sé que no soy la única jueza comprometida con la justicia y la honestidad; que como yo hay cientos de jueces más y los conozco bien. Pido a Dios me ayude a mantener mi firmeza y mi estilo de vida, porque sé que la carne es débil y recibimos muchas presiones”.
3-Aduana
En un encuentro de amigos desde los años jóvenes, uno de ellos dijo en voz alta: “Mons. Pepén y tú con su educación moral me echaron a perder. Si no fuera por eso, yo sería rico ahora. Estoy dirigiendo un puesto de aduanas y soy incapaz de cogerme un peso o aceptarlo. Y lo peor de todo esto es que muchos de los que trabajan conmigo me atacan, porque no les permito hacer lo que ellos quisieran hacer”.
Al oír este testimonio, otro de ellos, médico, dotado de buen sentido del humor, exclamó: “Pero tú no eres el único! ¡Qué mala suerte la nuestra! Es verdad, nos echaron a perder. Mira uno por uno a los que están aquí. Todos nosotros pudiéramos tener mucho dinero, pero no somos capaces de corrompernos”.
El grupo explotó en una carcajada sonora.
4-Profesional casado
Un ingeniero, ya con cierta madurez y casado, en una reunión de parejas contó este episodio de su vida:
“En la oficina de ingenieros, donde trabajo, hay una cadena de corrupción en la que todos deben entrar. Yo me resisto a hacerlo, pero mi conducta resulta molesta y están tratando por todos los medios de hacerme saltar. Espero aguantar hasta lo último. A esto se añade que no me uno a las infidelidades matrimoniales de muchos de ellos. Más aun, no creen que yo pueda serle fiel a mi esposa. A ello tengo que agregar todavía las burlas que me hacen y las risas que se gastan a costa mía. Me llaman ‘el curita’ para ridiculizarme. Pienso que eso forma parte de la estrategia para hacerme saltar. Creo que es un nuevo tipo de persecución, no ya por la fe o la defensa de los derechos humanos, sino simple mente por ser honesto. ¡Qué difícil es practicar la honradez y la fidelidad matrimonial hoy en día! Pero yo quiero vivirlas a como dé lugar, aunque tenga que sufrir mucho”.
Interesante fue la participación de otras parejas, afirmando que ellos y ellas estaban pasando por la misma experiencia.
5-Padres y madres
Es muy corriente en conversaciones de padres y madres el tema de la educación familiar hoy. El último padre que oí se expresaba así al respecto:
“La educación que doy a mis hijos es la de valores, bajo disciplina, dedicado a ellos con mucho cariño y trabajando para que tengan lo necesario. Pero, ¡cuán duro se hace hoy día! Padres hay que ya no siguen ese modelo, se desentienden de sus hijos y les permiten todo lo que quieran. La sociedad de consumo y del placer les abre las puertas de par en par. Por otra parte, recibimos la presión de nuestros propios hijos, que desean seguir ese paradigma social y nos llaman anti cuados. Pero nosotros sabemos que ese no es el camino; y mi esposa y yo estamos dispuestos a seguir sacrificándonos por las noches, sobre todo, cuando salen, esperándolos hasta la hora que sea necesario. Somos conscientes de que ahora no aprecian nuestro esfuerzo y sacrificios, pero más tarde entenderán, como nosotros que tampoco comprendíamos a nuestros padres pero ahora los ben decimos por las exigencias que nos impusieron”.
Conclusión
CERTIFICO que he sido testigo presencial con otros de los cinco casos arriba enunciados y podría testificar de muchos más parecidos.
DOY FE en Santiago de los Caballeros a los trece (13) días del mes de marzo del año del Señor dos mil veinticinco (2025).