Introducción

Hay una frase en un escrito del Nuevo Testamento (hacia el año 60 de nuestra era), en la Carta del Apóstol Santiago concretamente, que no llega a ser una definición completa de religión; pero que acentúa unos aspectos significativos sin los cuales la práctica de la religión carece de sentido: “La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo” (Cap. 1, 27).

“Visitar” significa, en el contexto bíblico, hacerse presente para acompañar y aportar algo a la solución de un problema.

“No mancharse las manos con este mundo” quiere decir, en otras palabras, “no corromperse”, “no caer en la corrupción”; no significa alejarse del mundo, si no vivir en él aceptando y promoviendo todo lo bueno que contiene y rechazando “lo manchado de él”, “lo que corrompe”.

  1. Si abrimos nuestros ojos y nuestros horizontes, descubriremos que, a parte de los huérfanos y viudas tradicionales, aparecen unos nuevos y modernos: los niños de las calles y de los alcantarillados son huérfanos de nuevo cuño por razones socioeconómicas; y las madres solas y abandonadas son una versión curiosa de viudez con maridos vivos.
    El aporte de soluciones a esta problemática forma parte de la práctica de “la religión pura e intachable” y se le coloca dentro del mandamiento “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
  2. En el lenguaje cristiano a esta manifestación religiosa, de amor, de dar solución a los problemas humanos, se le llama “servicio”. Se quiere así ir tras las huellas de Cristo que decía haber venido no para ser servido, sino para servir (Mateo 20, 28).
  3. En la vida religiosa se acentúa, igualmente, la oración y la predicación de la Palabra de Dios; pero el sentido de servicio a las necesidades de los seres huma nos es tan claro y tan fuerte, que sin él la oración y la predicación quedarían incompletos; y, a su vez, estas dos dimensiones religiosas refuerzan la búsqueda de un bien común honesto y desinteresado.
  4. Los problemas socioeconómicos son tangibles, se pueden medir y piden, por eso, soluciones tangibles, medibles en una planificación, con programas y metas muy concretas para darles soluciones adecuadas.

    Sin embargo, en el fondo, nuestros problemas sociales, económicos y políticos son problemas espirituales, porque sus orígenes y sus soluciones están en el interior del hombre: “porque de dentro del corazón del hombre salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfrenos, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro del hombre y lo hacen impuro” (Mateo 7, 21-23).

    “Salen de dentro” por decisión de la voluntad, por debilidad, por una educación deformada, por la causa que fuere. Pero, en cualquier caso son maldades que hacen a un hombre “impuro”, religiosamente hablando, y causante de males socioeconómicos.
  5. En la búsqueda de solución a toda la problemática nacional se pueden atacar los problemas en sí tal y como se presentan. Pero, ciertamente, no se resolverán a profundidad hasta que no se ataque las raíces espirituales que están en el fondo de ellos, “porque de dentro del corazón del hombre salen los malos propósitos y las maldades”.
  6. Para practicar una “religión pura” es necesario atender a huérfanos y viudas, en sus modalidades viejas o nuevas, y no dejarse implicar en la corrupción, cual quiera que esta sea. Es un servicio invaluable. Pero otro servicio inapreciable, el que va al fondo de las cosas, el que ataca la causa de los males, es el servicio espiritual, el que busca la conversión y el cambio interior de los hombres.
  7. Lanzar pedradas verbales contra los males sociales o contra los hombres que los causan, conduce a poca cosa. Insultarse o acusarse mutuamente tampoco resuelve.
    Visitar huérfanos y viudas, hacer programas para resolverlos y buscar la transformación interior de los seres humanos, ahí está la religión pura, la que aporta soluciones a los problemas socioeconómicos.

Conclusión
CERTIFICO que el contenido de este trabajo fue extraído de mi libro “Valores y virtudes”, páginas 29-32.

DOY FE en Santiago de los Caballeros a los doce (12) días del mes de septiembre del año del Señor dos mil veinticuatro (2024).

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