Introducción

Apropósito de un nuevo aniversario de la muerte de monseñor Juan Félix Pepén Solimán, se me ocurre presentarlo de nuevo como educador de escuela. Lo fue también como sacerdote y obispo, pero creo conveniente destacarlo como educador desde la Iglesia, como maestro y sacerdote. Él fue creador de muchas escuelas. Aquí presentamos el discurso pronunciado por un servidor en el acto de homenaje al cumplirse el 20 aniversario de la creación de la Escuela Juan XXIII en Higüey, por monseñor Pepén, que todavía, gracias a Dios, subsiste.

1-Pepén, el educador
Todo sacerdote, por definición, es maestro y educador. El Padre Pepén, por ser Sacerdote, debía ser un enseñante. Pero sucede que Juan, el segundo hijo de los higüeyanos Don Felicindo Pepén y Doria Luisa Solimán, antes de su ordenación sacerdotal, ya era un maestro. En un artículo publicado en el Listín Diario en noviembre de 1968, él se define a sí mismo como maestro y librero. Y, por eso, se sentía con autoridad, basada en su experiencia, para hablar sobre libros de textos.

Siendo aún estudiante seminarista, se preocupaba ya de la formación de buenos maestros. En aquel entonces buscaba que recibieran charlas y retiros espirituales.

Esta vocación innata de educador encontrará en su Vocación Sacerdotal y en su tarea de la Iglesia, ya que la Iglesia es forjadora de humanidad, el campo propicio para desarrollarse ampliamente.

Joven sacerdote todavía, en una de sus obras, en La Cruz Señaló el Camino del año 1952, dejó escrito: Junto a cada Iglesia, debe levantarse una escuela.

Ya Obispo, desde 1959, toca el tema de muchas maneras en sus predicaciones, charlas, escritos y cartas pastorales. Concretamente, dos de sus libros tienen como objetivo específico el tema educativo: Educación de la conducta humana, dedicado a la juventud, publicado en 1975 y Educación y progreso, en el que recoge diversos tópicos sobre la materia, publicado en 1980.

Su labor en esta área importante de la vida humana no se ciñe, sin embargo, sólo al pensamiento, sino que da paso a las realizaciones.

Funda, en 1963, la Escuela Juan XXIII, dirigida por los hermanos de las Escuelas Cristianas (hermanos de la Salle); favorece, igualmente, la creación de centros educativos orientados por religiosos en toda esta Diócesis oriental. En este momento, hay al menos una escuela o un colegio dirigido por Monjas o Hermanas en cada Municipio o Distrito Municipal del Este. Específicamente en Higüey, sede de su episcopado, su pensamiento de joven sacerdote Junto a cada Iglesia una escuela se realiza literalmente: junto a la Basílica, la Escuela Juan XXIII; junto a la Parroquia San José, la Escuela con el mismo nombre.

Por su clara vocación educadora, los Obispos dominicanos lo han puesto siempre a representarlos en los asuntos educativos relacionados con la Iglesia a nivel nacional. En este momento sigue siendo el asesor episcopal de la asociación de Colegios Católicos. A nivel latinoamericano, ha formado parte del Departamento de Educación del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).

En ese afán de educar y promover la juventud hacia ideales y miras más altos, creó a los pocos meses de comenzar su actividad en la Diócesis, el Concurso Literario de Navidad, que en las Navidades del presente año 1983 entra en el 25 aniversario de su fundación.

Pero de todas sus iniciativas en educación, es la Escuela Juan XXIII la que tiene para Mons. Pepén su significado especial. Esta escuela es para él como la realización de un sueño preciado, como el lugar deseado donde podrá realizarse su filosofía sobre la educación.

2-La nueva escuela dominicana y la escuela Juan XXIII
En el Discurso tenido en la bendición e inauguración de este edificio escolar, pronunciado hace justamente 20 años en estos mismos terrenos, exactamente el 27 de febrero de 1963, Pepén se ciñó hablar de su concepción de lo que él consideraba debía ser la Nueva Escuela Dominicana y ese fue el título que dio a dicho Discurso. Él recoge puntos claves de la filosofía pepeniana en materia educativa y en él se manifiesta claramente la esperanza de que la Escuela Juan XXIII sea el crisol donde se fragüen ciudadanos a la luz de ese pensamiento.

Me parece interesante resumir en este momento esos puntos claves, ya que ellos muestran la motivación profunda del Obispo Pepén al crear la Escuela y nos muestran la finalidad de la misma. Seguiré el orden seguido en el Discurso.

a)“Nada mejor ni más eficaz que abrir cauces al progreso y a la cultura por medio de la enseñanza”.
b)“En esa labor la Iglesia Católica no puede estar al margen, sino en posición señera como suprema dirigente espiritual del pueblo dominicano”.

c)La Escuela Juan XXIII, “puede considerarse como todo un programa de acción de la Iglesia para estructurar un mejor futuro para todos los dominicanos…. Para educar a los hijos del Pueblo en un nivel común, sin privilegios ni distinciones de ninguna especie, a excepción del mérito ganado por el esfuerzo personal del buen estudiante. Como la iglesia, este plantel quiere decir con plena verdad: “Soy de todos para todos”

Este criterio lo expresará de otra manera en otro discurso sobre la Escuela Juan XXIII, pronunciado más tarde: ·Los estudios son, en lo posible, gratuitos… De esta manera se logra que la escuela esté al alcance de los alumnos más pobres y se consigue el fin social de educar juntos a ricos y pobres, medio para alcanzar una sociedad más unida, justa, fraternal e integrada”.

d)“Con este punto de partida, la Escuela Juan XXII aspira a ser el crisol, el molde de un nuevo ciudadano, consciente de sus deberes personales y sociales, dispuesto en todo momento a devolver a la Sociedad lo bueno que de ella ha recibido”.

e)“El objetivo fundamental de la educación es el hombre”.

“Filosofías hay -y también sistemas educativos fundados en ellas- para las cuales el hombre, como todo, es pura materia”.

“Por varias generaciones, la escuela dominicana estuvo orientada e inspirada por filosofías y sistemas materialistas que no tenían fe en el hombre, porque no se atrevían a creer en Dios”.

“Nosotros en cambio profesamos nuestra fe en el hombre, porque creemos en Dios y hacemos de la formación íntegra del hombre el objetivo primordial de la escuela”.

“Se trata de hacer del alumno un hombre, un cristiano y un ciudadano”. (Frase tomada de su discurso sobre la Escuela Juan XXIII, el 1 de octubre de 1963).

f)Otro punto de partida es tener en cuenta, “al medio ambiente dominicano como realidad insoslayable”.
“Otro gran error de la escuela dominicana fue no tener en cuenta la realidad dominicana al tratar de aplicar de modo cerrado la doctrina pedagógica de ciertos tratadistas”.

g)El maestro. “Hemos de recordar que en la antigüedad clásica, en los tiempos heroicos de la cultura, no había propiamente escuelas sino maestros. La clase podía ofrecerse lo mismo debajo de un árbol que en el recinto de un palacio real. El maestro era todo y el plantel, el edificio, no contaba. Hoy como ayer, como mañana y como siempre, donde hay un maestro verdadero hay una cultura verdadera y un cauce para el progreso”.

h)La educación y la libertad. “Ser educado en el cuerpo y en el espíritu significa ser libre: todo hombre ignorante es un esclavo potencial”.
Se educa para la libertad.

La Escuela Juan XXIII intenta ser la nueva escuela dominicana que eduque para la libertad en la República Dominicana.

i)A modo de resumen: “La escuela Juan XXIII ha sido concebida desde su principio como una institución que debe responder a las necesidades del medio educativo en que trabaja. Su misión fundamental es preparar ciudadanos buenos y útiles a la patria, usando para ello los valores espirituales y morales tradicionales de la Iglesia Católica y los recursos de la pedagogía moderna más avanzados, sin olvidar la realidad del ambiente”. (La Escuela Juan XXIII, Higüey, 1-octubre- 1963).

Estos breves puntos, citados al pie de la letra, no agotan, es verdad, el pensamiento de Mons. Pepén sobre la educación, pero reflejan bastante bien su trayectoria e indican, ciertamente, el marco dentro del cual ha de moverse la Escuela Juan XXIII. Este programa, fijado por su fundador, era llamado por él misión sagrada y tenía como meta el “dar a Higüey y a toda la República Dominicana la levadura de transformación que necesita”.

Esta idea de llegar a toda la República Dominicana, la de tener en cuenta lo dominicano y la de transformar la Patria a través de la transformación del hombre por la educación es muy querida por Pepén y la repite mucho en su Discurso de Inauguración y en otros escritos. Y todo esto lo ligaba a la Escuela Juan XXIII.

3-La escuela Juan XXIII y el Seminario Menor
Otra idea o sueño de Mons. Pepén, que ligó siempre a la Escuela Juan XXIII, fue la del Seminario Menor de la Diócesis.

Él abrió las aulas de este seminario muy cerca de dicha Escuela, en Agosto de 1972. Pero ya en 1963 había dicho: “Esta obra (la Escuela Juan XXIII), en la cual la iglesia quiere cumplir a cabalidad su función de educadora, servirá también de base al seminario menor de Higüey formando vocacionalmente a los jóvenes, que al terminar su bachillerato pueden escoger entre una carrera civil y el Sacerdocio”.

En este momento, son ya seis los Sacerdotes ordenados salidos de sus aulas y otros diez seminaristas se encuentran en la formación superior del Seminario Mayor en Santo Domingo, ex-alumnos también de los Hermanos de La Salle.

Conclusión

CERTIFICO que todos los datos citados más arriba son fidedignos y las palabras aludidas son de un servidor.

DOY FE en Santiago de los Caballeros a los veinticinco (25) días del mes de julio del año del Señor dos mil veinticuatro (2024).

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