Introducción
El hombre, varón o mujer, siempre se ha preguntado. Ese es el comienzo de las ciencias, de la filosofía y del progreso. Dentro de la gama de interrogantes que siempre se ha hecho el ser humano están las que se refieren a sí mismo.
- Diez preguntas posibles
Hay una serie de pronombres y adverbios unidos a determinadas proposiciones, que muestran el rumbo de las preguntas y ellos todos son empleados para hacer interrogaciones acerca del hombre. He aquí diez preguntas posibles acerca de las cosas o de los seres vivos:
1.1 Qué: indica el asunto o la materia. ¿Qué es? ¿Qué hacer? ¿Qué tener?
1.2 Quién: se refiere a las personas. ¿Quién es? ¿Quién lo hace? ¿Quién lo tiene?
1.3 Con qué: indica los instrumentos o recursos. ¿Con qué lo vamos a hacer?
1.4 Con quién: muestra la dimensión comunitaria y de colaboración. ¿Con quién lo hacemos?
1.5 Por qué: profundiza las causas y las razones. ¿Por qué lo hace? ¿Por qué lo tiene?
1.6 Para qué: señala la finalidad. ¿Para qué hacemos esto? ¿Cuál es su utilidad, su fin?
A veces el “por qué” o el “para qué” se interiorizan y cobran una dimensión más humana y espiritual cuando se refieren a personas: ¿Por quién lo hacemos? ¿Para quién lo hacemos?
1.7 Cómo: interroga el modo, la metodología. ¿Cómo se hace esto? ¿Cómo lo obtiene? Los talleres enseñan los cómo.
1.8 Dónde: indica el lugar, la situación, las circunstancias. ¿Dónde es? De dónde: busca el lugar de origen.
¿De dónde es? Por dónde: pregunta sobre el camino. ¿Por dónde es? ¿Por dónde se va? A dónde: en ocasiones cuestiona la meta. ¿A dónde vamos?
A veces “el para qué” y el “a dónde” se identifican claramente; a veces no aparecen tan diferenciados. Las respuestas al “de dónde”, “por dónde” y “a dónde” resumen la marcha de la vida o de un proceso: el origen, el camino y la meta. El “lugar” no es estático, sino dinámico.
1.9 Cuándo: recoge esa otra categoría clave de la existencia humana junto al lugar, “el tiempo”, el pasado, el presente y el futuro. ¿Cuándo fue? ¿Cuándo es? ¿Cuándo será?
1.10 Cuánto: investiga el número, la cantidad, el grado. ¿Cuántos son? ¿Cuánto cuesta?
Estas diez preguntas, que se pueden mezclar o emplear de diversas maneras, son muy útiles a la hora de investigar, reflexionar, dialogar, preparar una charla o escribir un artículo. - Enigmas recónditos del hombre
En la profundidad de su ser, el hombre, varón o mujer, dirige la batería de interrogantes, que hace a las cosas o al mundo que le rodea, hacia sí mismo y busca respuestas que le llenen y satisfagan:
“¿Qué es el hombre? ¿Cuál es el sentido y el fin de nuestra vida? ¿Qué es el bien y qué es el pecado? ¿Cuál es el origen y el fin del dolor? ¿Cuál es el camino para conseguir la verdadera felicidad? ¿Qué es la muerte, el juicio y la retribución después de la muerte? ¿Cuál es, finalmente, ese misterio último e inefable que abarca nuestra existencia, del que procedemos y hacia el que nos dirigimos?”.
Este conjunto de preguntas lo tomamos literalmente de la Declaración del Concilio Ecuménico Vaticano II sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas, Nostra actate #1.
A todas estas interrogantes se pueden dar muy diversas respuestas. Pero hay un dato común y coincidente: ellos inquietan a todos los seres humanos y es materia de investigación y reflexión para todas las religiones, los científicos y los filósofos. Se puede decir, con toda verdad, que nadie puede escapar de ellos. Si no se les ha dado una respuesta adecuada, aunque parezcan que están dormidos, cubiertos por las preocupaciones o los quehaceres de la vida, más tarde o más temprano saltan a la superficie, como punzantes aguijones. - La pregunta clave
Dentro del paquete de preguntas acuciantes que inquietan al ser humano hay una pregunta esencial e ineludible, que se refiere al bien moral que hay que practicar y a la vida eterna:
“¿Qué debo hacer? ¿Cómo puedo discernir el bien del mal?”. Estos cuestionamientos claves nos conducen, a su vez, a otras profundas preguntas: “¿Qué es la libertad y cuál es su relación con la verdad contenida en la ley de Dios? ¿Cuál es el papel de la conciencia en la formación de la concepción moral del hombre? ¿Cómo discernir, de acuerdo con la verdad sobre el bien, los derechos y deberes concretos de la persona humana?” (Juan Pablo II, Carta Encíclica “El esplendor de la verdad”, #2, 8, 9 y 30).
Interrogarse sobre el bien significa, en último término, dirigirse a Dios, que es fuente y plenitud de bondad.
Estas preguntas, tan profundas y humanas, son en realidad, preguntas religiosas. - Las preguntas muy tradicionales
Las preguntas muy tradicionales Las grandes interrogantes humanas parecen resumirse en cuatro grandes preguntas tradicionales: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Para qué estoy en el mundo?
4.1 ¿Quién soy?
La respuesta cristiana a este cuestionamiento se puede formular, de manera resumida, así: Soy una persona humana, alma, cuerpo y espíritu, dotado de dignidad, derechos y deberes, creado a imagen y semejanza de Dios, a quien se ha confiado el dominio del universo junto a los demás seres humanos, nacido para progresar y vivir en comunidad.
4.2 ¿De dónde vengo?
Vengo de Dios y de la tierra, mediante una larga evolución histórica y a través de una, también, larga generación humana y familiar.
4.3 ¿A dónde voy?
Voy hacia Dios, hacia un gran desarrollo y perfeccionamiento de toda la humanidad y del mundo, de los cuales formo parte, y hacia una vida eterna.
4.4 ¿Para qué estoy en el mundo?
Para cumplir una misión o varias misiones dentro del gran plan de Dios respecto a toda su creación.
Conclusión
CERTIFICO que el contenido de este trabajo es de mi autoría.
DOY FE en Santiago de los Caballeros al primer (1) día del mes de noviembre del año del Señor dos mil veinticuatro (2024). l