Introducción
El tema de la caridad (el amor) es de todo el año y más allá de toda la eternidad, pero el tiempo de Navidad y año nuevo es la mejor época para renovarlo. He aquí en tres entregas sobre la caridad en los refranes, proverbios y sentencias.
1- Haz bien y no mires a quién
Este conocido refrán es la máxima expresión de la caridad y la bondad conn que debe conducirse el hombre en el transcurso de su vida. Refleja el desinterés de la persona que ayuda y coopera con los demás sin necesidad de pago o deuda.
2- Dar limosna no mengua la bolsa
La tradición de la caridad cristiana se refleja en este tipo de refranes. Aquí, se proclama que la limosna hace mucho bien sin que perjudique a la persona que la ofrece. La limosna, como la hospitalidad, eran conceptos esenciales en las primitivas culturas monoteístas; así, tanto El Corán como La Biblia recomiendan la limosna para lograr los favores divinos.
3- Da y ten, y harás bien
Recomienda la caridad, pero también aconseja la prudencia en la ayuda del necesitado.
4– Caridad y amor no quieren tambor
Indica que los favores y el cariño no tienen necesidad de pregonarse y, en general, señala el desinterés con que deben realizarse estas acciones. Este refrán alerta contra la vanidad de publicar los buenos actos o las conductas sociales.
5- A borrica arrodillada no le dobles la carga
Porque este benéfico animal, el asno o el burro, es de gran resistencia y cuando dobla las patas es indicio de que se ha sobrepasado el límite de lo que puede cargar. En general, aconseja caridad con las personas que padecen sufrimientos sobrados. A este propósito suele también recomendarse No hacer leña del árbol caído; o lo que es lo mismo: no ensañarse con aquellos que están sufriendo o que se ven abatidos.
6- Al amigo y al caballo, ni apretarlo ni apurario
En referencia a la amistad, este refrán recuerda la necesidad de no solicitar más de lo que se nos puede dar. Pues todo tiene un límite, la sabiduría popular sabe que no conviene extremar las acciones ni forzar lo que nos es útil o valioso.
7- Al que están ahorcando no le tires de los pies
Macabro refrán que insiste, como los anteriores, en no aprovechar las ajenas para ensañarnos. Un dicho muy popular en España expresa con la misma intensidad esta acción: «Meter el dedo en la llaga», significa aumentar con maldad la desgracia y el dolor de otros. La horca era un método expeditivo de ejecución oficial; la muerte por la horca era aplicada a los asesinos, pero también a otros delitos menores y a la brujería. Los cadáveres permanecían colgados a las afueras de las ciudades durante varios días y las aves carroñeras se alimentaban de sus vísceras. Por esta razón se llegó a decir «que te coman los cuervos» para desear que otro fuera ahorcado.
8- El que del campo viene, caldo quiere
Indica la necesidad de alimento, paz y descanso que necesita la persona que ha estado laborando durante todo el día; y más que alimento, el refrán alude al sosiego de la casa familiar. Era común que los labradores pasaran toda la jornada en los campos: en sus zurrones llevaban la comida del medio día, que, en ocasiones, no iba más allá de pan, queso y vino.
9- Donde comen dos, comen tres
En ocasiones este refrán se completa con la coletilla, «si echan qué». Expresa la actitud hospitalaria de quien está dispuesto a repartir sus alimentos (u otra cosa cualquiera) con un recién llegado que los necesita. El refrán, si le añadimos la coletilla, resulta un tanto más egoísta y parece indicar que conviene no compartir los alimentos con los demás. La caridad es un elemento peculiar en el refranero popular español: he aquí otros refranes con el mismo sentido: La mesa de San Francisco, donde comen cuatro comen cinco. Donde comen tres, comen cuatro. Este último ejemplo tiene una variante: Donde caben tres, caben cuatro.
10- Un alma sola, ni canta ni llora
Como en otros muchos casos, el refranero muestra su vena «poética». En esta expresión, se señala la necesidad de la compañía para la buena salud del espíritu. Las almas solitarias o melancólicas necesitan de la amistad para enjugar las lágrimas de la pena o incitar a la alegría y la vi-talidad. Los efectos de la soledad fueron descritos maravillosamente por un suizo llamado Zimmerman en su Tratado sobre la soledad, en el siglo XVII. Hoy este ensayo es una pieza preciosa para los eruditos pero, por desgracia, es desconocida para la mayor parte del público.
11- Error confesado, mitad perdonado
La caridad impone perdonar a quien yerra o se equivoca. Más aún: la caridad exige perdonar a quien se arrepiente. Por esta razón este refrán señala que el arrepentimiento es la actitud más propia para que nuestros errores sean disculpados. Sin embargo, no todos los refranes son caritativos con las culpas ajenas. En el siguiente, por ejemplo, se recomienda perdonar la primera fechoría, pero ser inflexible y duro con la segunda: A la primera, perdón; A la segunda, con el bastón. Y también: Perdona a tu amigo una vez, pero no dos, ni tres.
12- Quien ha de dar, por los suyos ha de comenzar
Recomienda ejercer la caridad empezando por aquellos a quienes naturalmente debemos nuestros respetos o nuestro cariño: los parientes. La benevolencia, la gratitud, la abundancia debe ser repartida con los padres, los hermanos y los hijos. Esta enseñanza incide en la idea, muy común en el refranero, de atender primero a los miembros de la familia que a los que vienen de fuera. En este mismo sentido se expresa el siguiente refrán: Caridad buena, la que empieza porm i casa y no por la ajena.
13- Bueno es aconsejar, mejor remediar
Recuerda la utilidad de las recomendaciones, pero apunta que la verdadera caridad y el verdadero amor se demuestra en los actos. Otro conocido refrán español incide en esta idea: Obras son amores, que no buenas razones. Las palabras consuelan y aquietan el alma pero los mejores remedios son los que se verifican mediante la acción. Con estos refranes se suele recriminar a aquellas personas que a todas horas nos dicen lo que debemos y lo que no debemos hacer para solucionar nuestras penas; se reconviene también con estas expresiones a los que ofrecen mucho «de pico» y, a la hora de la verdad, nada.
14- A Dios rogando y con el mazo dando
Alude a la mala voluntad de los que se fingen piadosos y buenos. En general, este refrán se expresa cuando una persona habla de un modo y actúa en sentido contrario. El significado de esta expresión parece haber variado desde su formulación original. Juan Mal de Lara en su Philosophia vulgar (1568) interpreta este refrán en un sentido algo distinto: quiere decir que no se debe esperar todo de la providencia sino iniciar y concluir las tareas por nuestros propios medios. El erudito sevillano propone que este refrán es una reconvención contra la pereza y cuenta esta anécdota: dice que, en cierta ocasión, un escultor recibió el encargo de tallar varias figuras de santos. Abrumado por la escasez de tiempo y el inmenso trabajo, el artista iba de un lado a otro exclamando: «¡Dios quiera que se hagan», pero no ponía manos a la obra. Ante esta actitud su padre dijo: «A Dios rogando y con el mazo dando.»
Conclusión
CERTIFICO que estos textos fueron extraídos del libro Refranes, proverbios y sentencias, de José Calles Vales.
DOY FE en Santiago de los Caballeros a los quince (15) días del mes de diciembre del año del Señor dos mil veintitrés (2023).