Considerado como uno de los mayores productores de azúcar en las Antillas
El Central Río Haina fue inaugurado el 1 de enero de 1951, hace 69 años, ubicado en el kilómetro 16 de la carretera Sánchez, en la margen occidental de la desembocadura del río Haina, frente al Mar Caribe. Inició sus operaciones de molienda el 15 de enero de ese mismo mes y su primer administrador general fue don Anselmo A. Paulino, quien también fuera el primer gerente general del Central Catarey, el cual comenzó a operar el 5 de junio de 1950. Esta industria cañera contribuyó de manera muy significativa al desarrollo de la economía dominicana, creando así una fuente de empleo para unos 600 hombres. Su construcción fue realizada totalmente con capital dominicano.
El edificio principal del Central se dividía en tres cuerpos, uno dedicado al almacén, otro a los molinos y otro a la manufactura. En su planta baja, se instaló un moderno laboratorio con las maquinarias más modernas de la época de todo el país. Los almacenes principales del ingenio tenían una capacidad de alojamiento para 100,000 sacos de 250 libras cada uno; se comenzó la construcción de un muelle en 1951, con el objetivo de transportar la sustancia (el azúcar), a varias partes del país, el cual se inauguró en 1953 y que hoy día lleva por nombre Puerto de Haina, considerado uno de los puertos más importantes de la República Dominicana por su ubicación. Así también se instaló un ferrocarril con sus locomotoras para transportar la caña del lugar de su origen al ingenio.
Al iniciar sus operaciones de molienda en la zafra de 1951, el Central Río Haina tenía una capacidad de moler 2,500 a 3,000 toneladas de caña cada 24 horas y su producción fue de 31,582 toneladas de azúcar..
Como parte de los beneficios que recibieron los empleados y ejecutivos de esta empresa azucarera, se construyó un proyecto habitacional para que vivieran junto a sus familiares, así también se contempló la construcción de una casa-club, de una piscina y el acondicionamiento de terrenos para fines deportivo para el disfrute de los residentes.
A lo largo de su historia, esta factoría recibió a distinguidas personalidades extranjeras en sus modernas y productivas instalaciones como la figura de James S. Rockefeller y su esposa Vernon F. Taylor, integrantes prominentes de la familia Rockefeller; Mohammed Kamaluddin, ministro de agricultura de Trinidad, así también al vicepresidente ejecutivo de la firma inglesa Tate y Lile Limited, el señor Peter Runge; el doctor Ralph Stedman, presidente ejecutivo de Consejo Internacional del Azúcar con sede en Londres, periodistas europeos, entre otros.
Según consultamos en varias fuentes, el declive de la industria azucarera en el país inició en los años 80, producto del cierre de varios ingenios del Estado, incluido el Central Río Haina que desde 1989 estaba presentando una baja en su producción hasta la fecha de su cierre en 1999. Debido a la crisis económica que estaba enfrentando el Consejo Estatal de la Azúcar (CEA), entidad encargada en administrar los ingenios del Estado y todo lo relacionado con la producción del azúcar, el Gobierno firmó un arrendamiento el 5 de diciembre de 1999, de 7 ingenios de los 10 que le quedaban al CEA, del cual Central Río Haina era parte, fueron arrendados al Consorcio Azucarero del Caribe (Conazucar) y el Central Azucarero del Este y al pasar al sector privado con la Ley General de Reforma de la Empresa Pública (141-97), los ingenios cerraron, ya que ningunos de los arrendatarios cumplieron con las promesas acordadas de inversión.
En el 2018 se publicó en la prensa el proceso que se lleva a cabo para la venta de los terrenos e instalaciones del Central Río Haina, del cual se oponen los munícipes de Haina al que consideran como un patrimonio histórico y cultural del Estado dominicano. Sin embargo, la Cámara de Diputados entregó tres informes favorables a la resolución aprobatoria del contrato de venta de dichos terrenos. El contrato de venta indica que serían vendidos 168,753 metros cuadrados, a un costo de RD$202,503,840.
Finalizamos con esta frase que copiamos de un artículo de Manuel de Ovin Filpo, que reza de la siguiente manera: “Recordemos aquella frase vieja de la industria: como camina Haina, camina el CEA”.