Este proyecto, que comenzó hace más de 20 años, se ha financiado a través de la venta de las obras del artista
La Casa Museo Tiburcio está hecha de piedra caliza, cerámica y materiales reciclados, como el hierro, el mármol y el acero. Las piezas con las que está conformada fueron esculpidas y colocadas una por una por su creador, el artista plástico, escultor y muralista Cristian Tiburcio, quien con su creatividad ha realizado una verdadera obra. Cada rincón de esta casa se fue forjando a través de los años, cada espacio tiene su propia historia. Y es que Tiburcio durante 20 años ha estado construyendo este lugar.
En cada espacio, el artista ha plasmado sus ideas con figuras de especies marinas, grabados, pinturas, entre otras elaboradas en metal. Algunas de estas obras han obtenido primeros lugares en bienales realizadas en el país y en el extranjero.
“Esta es la casa de la familia. Cuando la construimos sabíamos que la adornaríamos con obras de arte y pinturas que reflejaran nuestro estilo de vida, así que empezamos con una ventana en el segundo piso, creada con una de mis obras”, destaca Tiburcio.
“Comencé haciendo un desorden, la fui armando parte por parte, y aún la estoy armando. Todavía esta casa se encuentra en desarrollo. Esta idea se fue forjando a través de los años; cada espacio también se fue construyendo conforme pasaba el tiempo. Creo que todavía me faltan unos 20 años para terminarla”, confiesa Tiburcio a elCaribe, durante un recorrido por la casa, ubicada en Bonao, provincia Monseñor Nouel.
En ese sentido, expresa que la idea del proyecto es convertir cada objeto de una casa “normal” en una obra de arte que sea funcional y que se pueda utilizar.
En su casa, Tiburcio desarrolla su vida cotidiana junto a su esposa Lisbeth y sus hijas Crisly, Bermellón y Azul, cuyo nombre es en honor al maestro Cándido Bidó, mentor del artista. Cada una de ellas tiene su propia habitación, las cuales el artista planea convertirlas, también, en obras de arte. Este proyecto ha ido evolucionando con la ayuda de su esposa y sus hijas, así como a través de la venta de sus obras.
Sus espacios
La puerta principal de la casa es un mosaico de figuras inconclusas. Cuenta con una amplia sala, donde se exhiben obras de arte que están a la venta. Los recursos que genera los utiliza para dar continuidad al proyecto. Las ventanas de la casa son esculturas en hierro con diseños diferentes; en el área derecha de la sala se encuentra una escalera en espiral forrada de cerámica azul.
Las paredes de la cocina están cubiertas de cerámica, al igual que los gabinetes de caoba, la licuadora, la lámpara, entre otros utensilios, porque Tiburcio considera que la forma habitual de estos no encaja con el diseño de la casa. Solo quedan por terminar la nevera y la estufa.
La mesa del comedor es una pieza en mármol con la cual el artista sustituyó el comedor de caoba de 12 sillas, ya que entendía que su color no armonizaba con la piedra caliza de la casa museo.
“Esta pieza encajó perfectamente en la cocina, la tuvimos que instalar en columnas por su peso”, destaca el artista, quien recalcó que la idea del proyecto es convertir cada objeto de una casa normal en una obra de arte que sea funcional, que se pueda utilizar, pero que a la vez sea una obra de arte.
Explica que la cúpula de la escalera, que aunque falta instalarle una escultura y una mica, cambiará todo el escenario de la casa, ya que permitirá la entrada de la luz del día.
La habitación matrimonial lleva como título “El bosque de los sueños maduros”, porque representa un bosque; el espaldar de la cama de los esposos es una pieza con la cual participó en una bienal.
De acuerdo al artista, el baño, que ha denominado “El trono”, aunque no se usa, es el área que el público más disfruta. Este espacio recibe gran cantidad de turistas, artistas, políticos, empresarios, entre otros visitantes que se toman fotos sentados ahí.
“El proyecto va a ser un paseo, la gente llegará al área de la galería, va a subir a la cocina, de ahí podrán pasar al balcón y también pasarán por cada una de las habitaciones de mis hijas, que están hechas, pero que todavía no están intervenidas en el arte”, destaca Tiburcio.
En el patio, contempla construir un jardín de esculturas, “por eso es que digo que me faltan 20 años para terminar por completo esta casa, porque ese es un proyecto muy grande”.
Cristian Tiburcio
El escultor, ceramista y artista plástico Cristian Tiburcio nació en 1968, en Bonao. Estudió en la Escuela de la Plaza de la Cultura Cándido Bidó, bajo la tutela del mismo Bidó. Durante su trayectoria artística ha participado en varias bienales, y ha obtenido el Premio de Escultura E. León Jimenes, en 2003, en la ciudad de Santiago y otros en el Museo de Arte Moderno (MAM). Sus murales se encuentran en la plazoleta de la Plaza de la Cultura de Bonao, en el Monumento 30 de Mayo, en el Hospital Infantil Robert Read Cabral, así como en instituciones públicas y privadas.
Historia
Desde sus inicios, Tiburcio siempre expresó sus deseos de tener una casa museo, anhelo que hizo realidad en su vivienda, en la que crea y vende sus obras, además de compartir todos sus proyectos con sus familiares y amigos.
Desde el momento que compró la casa, sabía que no iba a ser nada convencional. El artista compró el terreno para construir la casa de la familia; aunque sabía que en la misma tendría algunas obras de arte de su autoría, nunca pensó, ni mucho menos su esposa Lisbeth, que se verían involucrados en un proyecto tan grande y ambicios.
“Simplemente comenzamos a convertir una ventana en obra de arte, luego fue la escalera, el techo, las lámparas, y de repente la gente comenzó a venir, la prensa, los turistas, entre otros visitantes”, destacó el artista.
Expresó que la gente llega y se sorprende de la obra y le hacen siempre la misma pregunta: que si vive ahí con su familia, ya que por su estructura los visitantes creen que la casa es una institución cultural.
Atractivo
Las ventanas de la sala son esculturas en hierro del artista con diseños diferentes; en éstas se encuentran sus obras que están a la venta”.