Muchos lo consideran “el rey” de la Cuaresma, ya que con la abstinencia en este tiempo, el bacalao gana terreno. Este pez blanco contiene un bajo contenido en grasas, y un alto nivel nutricional que cuenta con una variedad de vitaminas como la D, B1, B2, B6 y B9, así como selenio y omega 3. Su masa es rica en proteínas de alto valor biológico.
Es por esto, que una cantidad de familias dominicanas incluyen este plato en la dieta. En estas fechas, el bacalao se convierte en un plato imprescindible en la mesa, preparado al gusto de la gente. Por ejemplo, frito con tomate, en potaje de garbanzos o buñuelos.
Los minerales son otro de los componentes importantes del bacalao. Tiene un alto contenido en potasio, importante para el buen funcionamiento del sistema nervioso, la actividad muscular e interviene en el equilibrio del agua corporal. El fósforo, presente en el bacalao, es importante para huesos y dientes, además de actuar junto al potasio en el buen funcionamiento muscular y nervioso de nuestro cuerpo.
El bacalao se puede consumir fresco o conservado en salmuera, preparación de agua, sal y, a veces, otros condimentos para conservar un alimento, especialmente pescados o aceitunas.
Si lo compras con sal es importante que lo desales durante varios días
conservándolo en agua.