En el principio fue la risa; el mundo comienza con un baile indecente y una carcajada.
OCTAVIO PAZ

Aristóteles afirmó que el hombre es el único animal que ríe. Dos mil trescientos años más tarde, el filósofo francés Henri Bergson dirá que también es el único animal que hace reír. Fuera de lo que es propiamente humano, Bergson argumenta, no hay nada cómico. Al reírse de una bestia existirá, en todo caso, el asombro por una expresión o una actitud cercana a lo humano caricaturizado. Un paisaje ha de ser feo, espléndido o triste, pero nunca suscitará la conmoción que nace de lo ridículo.

En su libro ‘La risa’, Henri Bergson señala otras condiciones indispensables para el surgimiento de la comicidad. Por un lado, la risa ha de proceder de la inteligencia; y no sería posible si dicha facultad, por momentos, no fuese ajena a toda emoción. Dice él: “Lo cómico, para producir todo su efecto, exige como una anestesia momentánea del corazón. Se dirige a la inteligencia pura”. Otro rasgo, asimismo, es que la risa exige la intervención del grupo. Lo cómico no florece, no puede darse, así, en el aislamiento: exige y reivindica una “significación social”.

Acaso de este modo podríamos resumir la percepción bergsoniana: “Lo cómico es lo mecánico calcado sobre lo vivo”. El carácter de lo risible deviene en ruptura, en una oposición entre el pensamiento y la realidad, como una suerte de juego que duplica la vida. Reímos siempre que alguien nos da la impresión de ser una cosa, un objeto.

Existen formas de comicidad asociadas a las situaciones y a los caracteres, tanto como a las palabras. De ahí que, desde Homero hasta nuestros días, la literatura de humor registre hazañas en las principales lenguas de Occidente. Aristófanes, Petronio, Chaucer, Bocaccio, Rabelais y los escritores de la picaresca española traducen, mediante la chispa verbal, los espasmos del ser humano desde Atenas hasta el final del Medioevo y los días del Renacimiento.

En los espacios sombríos del siglo XVII español, las voces y representaciones de Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Tirso de Molina y Calderón de la Barca aplacan con sus juegos de ingenio y sus sátiras y epigramas las penurias materiales tras la muerte de Felipe II. Shakespeare y Ben Jonson, en la Inglaterra isabelina, escriben por igual estupendas comedias teatrales. En la Francia de la Ilustración, las obras de Moliére y Voltaire salpican de comicidad y humor negro la iconoclastia de aquel siglo XVIII, enfurecido y trepidante.

Durante las centurias XIX y XX, la chispa jocosa en lengua inglesa es notablemente caracterizada por Charles Dickens, Robert Louis Stevenson, Mark Twain, Gilbert K. Chesterton y Oscar Wilde. Tras la aparición del cine mudo, a fines del siglo XIX, surgen nuevos giros sarcásticos (gestuales, es obvio) con las imágenes de Charles Chaplin y Buster Keaton. La invención del cine sonoro, unos treinta años después, trae a Groucho Marx y sus hermanos, dueños de rejuegos lingüísticos y trazos interpretativos cercanos al surrealismo.

En España, el siglo XX dio paso a Wenceslao Fernández Flores y sus “astracanadas”, además de la gran cumbre del humor surrealista que fuera don Ramón Gómez de la Serna, creador de la “greguería” (según él, igual a humorismo más metáfora). También la revista española ‘La Codorniz’ cobijó una notable generación de humoristas de la altura de Enrique Jardiel Poncela, Álvaro de la Iglesia y Alfonso Paso. (Un inciso: dado el humor subversivo de los escritos publicados en La Codorniz, la revista fue clausurada en numerosas ocasiones por el gobierno de Franco. En uno de esos trances, y ante la inminencia de un cierre prolongado, fue expuesto el siguiente titular de portada: “Bombín es a bombón como cojín es a X; y me importa 3X que me cierren la edición”. Lo que ocurrió es muy fácil de imaginar).

En los años de la Transición española, la pareja de Tip y Coll (formada por los escritores y actores Luis Sánchez Polack –Tip– y José Luis Coll) sublevó la escena con el recurso de un humor de elevada solvencia intelectual, sostenido en juegos de palabras y transposiciones orales vertiginosas. José Luis Coll publicó en 1975 un diccionario con términos de su invención. Aunque no me siento inclinado a comentar dicha obra, sólo diré que pocas veces he tenido entre las manos un disparador de carcajadas comparable a estas páginas (prologadas por Camilo José Cela y con epílogo de su compañero Tip).

En las líneas que siguen, los lectores comprobarán mi intención de asegurarles una generosa compañía. Sugiero, eso sí, que no revienten de risa, ni aúllen con ‘jipidos’, porque ya son ustedes grandecitos y eso-revela-un-aspaviento-de-muy-burda-educación… (PDM)

El diccionario de Coll (selección)

•ASESENO: Que agarra el seno, dándole muerte al mismo tiempo. Esta especie humana se da con frecuencia entre los soldados recién licenciados o que disfrutan de algún permiso de fin de semana.
•AUSCULTOR: Artista que modela o talla, a la vez que explora los sonidos en el pecho de la figura por él creada. Algo así le debió de ocurrir a Pigmalión, Rey de Chipre (Mit.), que se enamoró de una estatua de marfil esculpida por él mismo, y solicitó de Afrodita que le diese vida. Su súplica fue atendida y se casó con la moza, a la que puso por nombre Galatea. Pero lo que no cuenta la Historia es que Galatea, cierta noche, en pleno…. recobró su estado de marfil, y los gritos de Pigmalión aún resuenan en las cumbres del Olimpo.

•AVEL: Segundo hijo de Hadán y Eba.
•BIERDA: Excremento con catarro.
•BUTA: Bujer de bala rebutación que cobercia con su cuerbo.
•CACAMELO: Confitura de sabor fétido y repugnante.
•CATAPUTA: Antigua máquina militar que servía para lanzar putas contra los castillos asediados.
•CIENICIENTO: Doscientos, pero pobre, desgraciado, sin suerte.
•COÑÓN: Pieza de artillería con que la mujer hace rendirse al novio remiso en el casamiento.
•DALÍGULA: Pintor extravagante y déspota que nombró cónsul a su caballete.
•DEMOÑO: Diablo, espíritu del mal, con el pelo recogido en la parte posterior de la cabeza.
•DISIMOLAR: Encubrir con astucia el dolor de muelas. (La disimolación es frecuente entre maridos poco cumplidores para con sus deberes sexuales)
•EMBRA: Aplíquese a la mujer que ha perdido su honra.
•EQUIBOCARSE: Error, desacertar al besar a una amiga de la novia, al confundirla no con la novia, sino con otra amiga de la novia.
•EQUIDISTONTO: Igualdad de distancia entre varios imbéciles.
•ESCARAMOZA: Que la moza es cara si se la quiere ligar.
•ESFERA: No te fayas todafía.
•ESMALTE: Y mañana miélcole.
•ESTUPIDIAR: Aplicar el entendimiento a la adquisición de conocimientos estúpidos.
•ESTUPROR: Violación con asombro. (Cuando es el hombre el agente ejecutivo no se da el estupror, solamente cuando es la mujer. O sea, siempre).
•ESAÚ: Me gusta más que esta U.
•ESCOPUTA: Arma de las libertinas, de amplia culata y dos coñones.
•ESMEALDA: Pieda peciosa de coló vede.
•ESTÍO: Y el otro, sobrino.
•FANTAASMA: Espectro que sufre de los bronquios, haciéndose fatigosa su respiración al arrastrar las cadenas.
•FASCÍSCULO: Folleto del ano que se hace por entregas y debidamente encuadernado.
•GALLAR: Estar gallado, en silendio, sin dedir ni bío.
•GANGSTERÓPODO: Individuo del hampa que tiene un pie carnoso, mediante el cual se arrastra cuando es herido por la policía de los EE.UU.
•GASTAR: Uno de los tres Reyes Magos, que fueron Gastar, Meltor y Baltatar.
•GENOBEBO: Ge no quiero beber. Ge no me da la gana. Ge soy abstemio.
•GOHETE: Famoso escritor alemán con un tubo de cartón lleno de pólvora que, unido a una varilla ligera, se elevaba en el aire al darle fuego.
•HALIGAR: Dar muestras de afecto con palabras o acciones gratas, con el fin de poner a la persona de que se trata en horizontal lo más rápidamente posible.
•HORMONAS: Hojas del mosmo podre y la mosma modre.
•INTETAR: Procurar, pretender coger los pechos de la novia, con el pretexto de que se es huérfano y la vida ha sido muy dura con uno.
•JODOBADO: Corcovado y además jodido.
•LATÓN: Roedor chino, compuesto de cobre y zinc.
•LOCURA: Porque si no, se muere.
•MEOYORQUINO: Natural de Nueva York que se mea en plena calle, haciendo uso de sus derechos de ciudadano norteamericano.
•MORIBURDO: Que está muriendo, pero de manera tosca y basta.
•OTETIS: Inflamación de los senos que puede llegar a producir la sordera.
•PARTICAPAR: Comunicar o avisar a un individuo que próximamente será castrado.
•PARTURRIENTA: Dícese de la que al parir se troncha de risa.
•PERFETO: Exato, correto.
•PÍNCIPE: Hijo pimogénito del ey.
•PLEBELLO: Dícese de quien no es noble ni hidalgo, pero es guapo como un ramito de jacintos.
•PRESTIDIGESTADOR: El que embaraza a la hembra por arte de magia.
•PUTANO: Gas que comercia con su cuerpo.
•QUE: Pronombre relativo. O sea, que a lo mejor, ni es pronombre.
•QUERELLA: Amalla, desealla, perseguilla, tumballa, poseella, abandonalla, olvidalla…
•REMERA: Puta con piragua.
•REMO: Porque si no, no llego a la orilla.
•REPISA: Lo contrario de respacio.
•SILBESTRE: El que da silbidos en el campo para atraer la atención de la zagala, con la misma intención con que lo haría el lector, si la zagala está como uno se imagina.
•SORDOMULO: Bestia de carga que no puede hablar por sordera nativa.
•TATAMUDA: Empleada del hogar que no dice esta boca es mía, cuando el señorito comprueba la morbidez de sus nalgas.
•TRAJODIA: Pieza teatral en la que mueren todos los que joden.
•VERBORREA: Enfermedad venérea de la elocuencia.
•VULGARCITO: Personaje de cuento infantil, sin la menor importancia ni detalle digno de ser destacado.
•YOCASTA: Eso no hay quien se lo crea.
•ZURZULLUDO: Nada, no quiere decir absolutamente nada. Así que hemos acabado. l

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