Ana Mateo es un ser de luz que brota sensibilidad. Es una asidua lectora de elCaribe. Una tarde nos sorprendió con un ejemplar de la novela “Petronila”, que desde que estuvo en nuestras manos no la soltamos más hasta agotar la lectura de su última línea. Se trata de una novela enriquecedora tanto desde el punto de vista sociohistórico como emocional. Ana se las arregla para imprimir un enfoque psicológico de cada personaje en función de una sociedad tradicional, llena de tabúes y convencionalismos. “La novela está ubicada en la década de los años 40 y en una zona rural, el nombre de la protagonista debía ser producto de su entorno, y la llamé Juana Petronila, dos nombres comunes de la época”, dijo Mateo. Quisimos conocer un poco más de la autora y a continuación está el resultado.
¿Háblenos sobre su infancia?
Nací en Maimón, Bonao, provincia Monseñor Noel en una familia muy tradicional y conservadora, muy apegada a todo lo establecido. Mis padres tenían ciertos recursos para darnos una vida estable, mi papá fue uno de los fundadores del pueblo y por eso gozaba del respeto de los comunitarios. Desde pequeña fui muy inquieta, cuestionaba todo lo que no le encontrara sentido lógico y por lo tanto fui la que más castigos recibí de mis hermanos. Era un ambiente muy religioso y uno tenía que vivir apegado a esas tradiciones y costumbres que la iglesia imponía. Me revelé muchas veces contra todas las imposiciones. La vida familiar era bonita, paseábamos por el campo, montábamos a caballo, nos bañábamos en los ríos a escondida y teníamos lo que un hogar necesita para tener una vida tranquila, pues mi papá era comerciante y buen proveedor. Mi mayor rebeldía fue porque tenía deseos de estudiar, soñaba con ser una gran abogada y mi padre me lo prohibió. Me casaron a los 15 años, eso fue nefasto para mí. Esa fue mi infancia a grandes rasgos.
¿Cuéntenos de su formación, ya que finalmente logró ir a la universidad?
Hice la primaria en el seno familiar, pero al casarme tan joven hice la secundaria cuando tenía dos hijos. Luego, me matriculé en la Universidad Autónoma de Santo Domingo y en la Pedro Henríquez Ureña para estudiar Matemáticas y Física, no obstante, esos estudios quedaron inconclusos, así que me terminé graduando en Meteorología. Más adelante viajé a Chile, donde fui aceptada en la Universidad Católica para estudiar Estadística y, finalmente, en la Universidad Nacional de Costa Rica estudié Teología.
¿Cómo surge su gusto por escribir?
Eso fue por pura casualidad, en el campo literario era casi nula. Toda mi vida laboral fue a base de números, el área del hemisferio derecho de mi cerebro estaba sin estrenar (risas). No obstante, cuando inició la pandemia del Covid 19, tuve que regresar a Costa Rica en un vuelo de rescate organizado por el Consulado de Costa Rica en Santo Domingo, así que me correspondió aislarme en el campo por 14 días para cumplir con la norma establecida hasta ver que no estuviera contagiada con el virus. Unos amigos me aconsejaron que escribiera porque el aislamiento estaba haciendo estragos en mí. Les dije que de literatura no sabía nada en absoluto, solo los trabajos universitarios y que muchas veces no me quedaban bien. Motivada por la insistencia de familiares y amigos empecé a escribir la novela “Petronila”.
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¿Por qué inició con una novela?
Mi vida laboral es muy amplia. Comencé a trabajar desde pequeña, como a los 10 años haciendo manualidades, luego trabajé en varias instituciones tanto en República Dominicana como en Costa Rica en proyectos de vida muy significativos, como ayuda a personas de escasos recursos económicos y en apoyo a personas que han sufrido el flagelo del tráfico y trata de personas. También he colaborado en la organización de comunidades para proyectos de viviendas, entre otras actividades.
¿Por qué el nombre de “Petronila”?
La novela está ubicada en la década de los años 40 y en una zona rural. El nombre de la protagonista debía ser producto de su entorno y la llamé Juana Petronila, dos nombres muy comunes de la época. Cuando terminaba de escribir, uno de mis editores me preguntó por el título para la novela y le envié decenas de opciones, pero ninguno era de su agrado. Desesperada le dije: “no sé qué nombre ponerle” y él me sugirió: “por qué no la llamas Petronila, porque petro significa piedra y esa mujer fue una piedra”. Me gustó la analogía que hizo y acepté que se llamara “Petronila”.
¿Qué representa Petronila?
Petronila es el símbolo de la mujer latinoamericana, producto de una época cuando tenía que estar sometida a todo lo establecido por la sociedad de entonces para ser considerada buena mujer.
¿Cómo se inspiró para recrear los capítulos?
Eso fue un poco complicado para mí, pues tenía el argumento de la historia en mi cabeza, pero no sabía cómo plasmarlo en el papel, carecía de ese lenguaje que tienen los grandes escritores a la hora de expresar lo que sienten. Petronila tal vez se encuentre limitada de un lindo lenguaje poético, de belleza, el atractivo y sublimidad que se necesita para plasmar una armoniosa frase literaria. El diccionario de sinónimo y antónimo me ayudó mucho.
¿Tiene Petronila puntos que coinciden con su vida?
Sí. No toda la novela es mi vida, pero hay mucho de mí en ella, es una mezcla de mi vida personal con la laboral y experiencias de otras personas que he podido conocer.
¿Cuál ha sido el público meta de Petronila y su reacción?
La novela ha tenido mucho impacto en el público en general. Muchos jóvenes me han felicitado porque dicen que hace falta que se hable de la relaciones sexuales sin timidez. Las señoras jóvenes me dicen que les ha ayudado tanto en su vida emocional como de pareja. Las personas muy religiosas me han dicho “tu novela me encanta, pero por qué le pusiste tanto erotismo, y muchos hombres han quedado fascinados. Para mi satisfacción, Petronila ha impactado a todos los que han tenido la oportunidad de reposar el libro en sus manos.
Justicia
“Desde pequeña fui muy inquieta, cuestionaba todo lo que no le encontrara sentido lógico y por lo tanto fui la que más castigo recibí de todos mis hermanos”.
Revelación
No toda la novela es mi vida, pero hay mucho de mí en ella, es una mezcla de mi vida personal con la laboral y experiencias de otras personas que he conocido”.