Cuando Retro inició las publicaciones de la ADI, señaló que referiría los errores de Bosch, que aprovecharon los golpistas para justificar la asonada del 25 de septiembre de 1963.Las causas fueron múltiples, que pueden resumirse en: autoinfligidas, problemas con industriales y empresarios, con la iglesia, los militares, los políticos y, por supuesto, los norteamericanos.
Se empezará por explicar la lesión autoinfligida.
En noviembre de 1962, un mes antes de las elecciones, en la convención del PRD, se eligió a Bosch como candidato a la presidencia y a la vicepresidencia a Buenaventura Sánchez Féliz, un político de larga data del partido en el exilio. Por razones nunca claramente explicadas, aunque se achaca a Bosch la oposición a esta candidatura, se celebró una nueva convención y se eligió al doctor Segundo Armando González Tamayo para la segunda posición. La eliminación de Sánchez Féliz causó una crisis interna en el PRD, y la selección de González Tamayo no fue la más acertada por tratarse de una persona muy joven, sin ningún arraigo político, sin conocimientos de política, y, peor aún, muy poco conocido incluso a nivel interno. Cualidades de González Tamayo: era bueno y sencillo, virtudes no necesarias para la jungla política que se vivía en ese momento.
Luego se examinan los problemas con los industriales y empresarios. Pocos días antes de la instalación de Bosch en el poder, y pocos días después, febrero-marzo 1963, los empresarios e industriales hicieron varios planteamientos al presidente sobre las políticas que ellos pensaban que debían seguirse. En vez de contestarles y prometerles que estudiaría sus propuestas, en una de las características formas poco corteses de Bosch, les contestó que no podía atenderlos porque había que esperar la nueva constitución, la cual, indicó, “ni yo conozco”. Esta respuesta estuvo a tono con la que meses después le daría a la Federación de Maestros, Fenama, quienes trataron de comunicarse con el Presidente, y ante la situación de cancelación de varios maestros y directores de escuela se dirigieron por escrito al mandatario. En esa ocasión, Bosch declaró que no podía contestar las cartas porque en ninguna de ellas se decía concretamente qué era lo que solicitaba dicha organización.
Los problemas con la iglesia empezaron desde antes de la elección de Bosch. La iglesia, a través del padre Láutico García, acusó a Bosch de comunista, lo que provocó que tres días antes de las elecciones, se propiciara un debate entre el sacerdote y el candidato, que, según la opinión de la gran mayoría en ese momento, ganó ampliamente Bosch, triunfo que contribuyó a que ganara las elecciones tres días después. Sin embargo, las relaciones con la iglesia nunca se suavizaron y se volvieron más complicadas al momento de la publicación, en abril de 1963, de la nueva Constitución, la cual contenía el grave pecado de no mencionar la palabra “Concordato”. Esta Carta no decía que se oponía al Concordato, pero no lo mencionaba… Para los más jóvenes, debemos recordar que el Concordato fue un tratado que firmó Trujillo con el Vaticano en 1954, y desde entonces, el nuncio apostólico en República Dominicana es el Decano del Cuerpo Diplomático, se le brindan todas las exoneraciones, se le permite decidir el sistema educativo dominicano, se le paga dinero a los obispos, a las diócesis, y contenía el llamado Vicariato Castrense, mediante el cual se le otorgan rangos militares a los obispos y cardenales y la Iglesia tendría presencia en todas las ramas militares. El efecto buscado en estos artículos es el de convertir todas las instituciones públicas en instituciones regidas por la doctrina y moral católicas. El Estado dominicano le reconoce a la Iglesia católica el carácter de sociedad perfecta. Al no mencionar este tratado, se dedujo que la nueva Constitución dirigía este país hacia un estado comunista. Al publicarse la Constitución, narra Bosch en su libro “Crisis de la democracia de América en la República Dominicana”, que los niños de las escuelas católicas fueron llevados al edificio del Congreso y lo apedrearon, con roturas de cristales.
Asimismo, se desató una ola de instituciones creadas solamente para criticar duramente la educación que se propugnaba, “divorciada de los cánones religiosos católicos”, situación que criticaba intensamente al Artículo 9 de la nueva Constitución.
Llegamos a los militares…. Mezclados con iglesia… El capellán de la Fuerza Aérea de San Isidro inició sus diferencias con Bosch desde el inicio de su gobierno. El Padre Marcial Silva participaba en la organización de los mítines de Reafirmación Cristiana que se celebraron en agosto de 1963, y el 21 de ese mes Bosch lo recibió en Palacio. Ambos expresaron que la visita había sido muy cordial, pero, pocos días después, Bosch canceló a Marcial de su cargo de Capellán en la Fuerza Aérea. Entre los militares, surgió la figura de Rolando Haché, sindicado como el autor de un manifiesto en contra de Bosch. Haché fue también cancelado tras Bosch haber declarado que había explicado a los militares que un gobierno no podía ser democrático con unos sectores y dictatorial con otros, e indicó que si las Fuerzas Armadas persistían en su empeños, que se buscaran otro que gobernase, “porque yo no estoy dispuesto a encabezar una dictadura en la República Dominicana.” En referencia a estos mismos asuntos militares, la Revista Ahora publicó en la primera quincena de noviembre de 1963 una reseña de las última horas del gobierno de Juan Bosch, y relata que la noche del 23 de septiembre de 1963, Bosch fue al estadio Quisqueya a presenciar una exhibición que hacía un grupo de danzas y música mexicana. No fue directamente al palco presidencial, sino que quiso mezclarse entre el público allí reunido. Cuando el público reconoció a Bosch, el océano humano que ocupaba el estadio, estalló en manifestaciones de solidaridad efusivas y prolongadas. A una de las personas que le acompañaba le dijo: “¿viste el recibimiento? ¡Con este respaldo popular a este gobierno no lo tumba nadie!”. Treinta horas después el gobierno de Bosch estaba en el suelo, derrocado por las armas!!
De los norteamericanos no hay mucho que decir. Eran tiempos de la guerra fría, y todo lo que oliera ligeramente a izquierdismo, como reforma agraria, incluida en la Constitución de 1963, era puro comunismo. No se podía tolerar y no se toleró.
De las confrontaciones con los partidos políticos no hay mucho que decir. Los partidos que perdieron abrumadoramente las elecciones de diciembre de 1962, se confabularon para derrocar a aquella persona que los había derrotado.
Esto es solo una muestra de las equivocaciones, voluntarias o involuntarias en que incurrió Bosch. Él mismo da una larga explicación de las causas de su caída en su libro Crisis de la Democracia citado más arriba, cuya primera edición es de 1964. A la autora de estas líneas le pareció que Bosch estaba realizando las labores de un patólogo, profesional que sus mismos compañeros de carrera describen como un médico que sabe mucho, muy tarde. Bosch “previó” su caída… muy tarde. Aunque, para ser justos, es preciso referir que en una entrevista que Bosch concedió a la prensa en México, en una visita que hizo a ese país a principios de septiembre de 1963, declaró que “un presidente dominicano siempre enfrenta la posibilidad de un golpe de estado por parte de los militares”.